3 Esos prohíben casarse y comer ciertos alimentos, a pesar de que Dios los creó para el uso de los creyentes y para que quienes conocen la verdad los tomaran agradecidos. 4 Pues todo lo que Dios ha creado es bueno, y ningún alimento está prohibido, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios. 5 Bendecimos con la Palabra de Dios y rezamos: con esto, los alimentos ya son santos.
6 Al enseñar estas cosas a los hermanos, te portarás como un buen servidor de Cristo Jesús, educado en las enseñanzas de la fe y de la sana doctrina que has seguido. 7 Rechaza, en cambio, las leyendas sin fundamento, verdaderos cuentos de viejas. Dedícate a la piedad como a tu deporte.
8 El deporte no tiene sino un provecho limitado; en cambio, la piedad es útil para todo, pues Dios le prometió que alcanzaría la vida, tanto la presenta como la futura. 9 Aquí tienes una doctrina segura en que puedes confiar. 10 En efecto, si sufrimos y luchamos, es porque ponemos nuestra esperanza en el Dios vivo, Salvador de todos los hombres, sobre todo de los creyentes. 11 Proclama estas cosas y enséñalas.
12 Que nadie te desprecie por ser joven. Más bien trata de ser el modelo de los creyentes por tu manera de hablar, tu conducta, tu cariad, tu fe y la pureza de tu vida. 13 Mientras llego, dedícate a la lectura, a la predicación y a la enseñanza. 14 No descuides el don espiritual que posees y que recibiste de mano de profeta cuando el grupo de los presbíteros te impuso las manos.
15 Medita estas cosas y fíjate en ellas. Así progresarás de tal manera que todos podrán darse cuenta. 16 Cuídate de ti y de cómo enseñas, persevera en ello. Si así obras, te salvarás tú y los que te escuchan.
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