Cumplir el mandamiento del amor
* 2 Hijitos míos, les escribo para que no pequen.
Pero, si alguien peca,
tenemos un abogado ante el Padre;
es Jesucristo, el Justo.
2 él es la víctima por nuestros pecados,
por los pecados nuestros y de todo el mundo.
3 Miren en qué conoceremos que lo conocemos a él:
si cumplimos sus mandatos.
4 Si alguien dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandatos,
es un mentiroso y la Verdad no está en él.
5 Mas el que guarda su palabra,
ése ama perfectamente a Dios.
6 Vean en qué nos conoceremos que estamos en Jesucristo;
el que dice "Yo permanezco en él",
deb eportarse como él se portó.
7 Hijos muy queridos, no les escribo un nuevo mandamiento,
sino que les recuerdo el mandamiento antiguo,
ese mismo que tenían desde el comienzo.
Este mandamiento antiguo es la palabra que han oído.
8 Y sin embargo, se lo doy como mandamiento nuevo
porque fue realmente novedad en Jesucristo
y tiene que serlo también en ustedes,
porque las tinieblas se van apartando y ya brilla la luz verdadera
9 Si alguien pretende estar en la luz
y aborrece a su hermano,
está todavía en tinieblas.
10 El que ama a su hermano permanece en la luz
y no hay en él causas de tropiezo.
11 En cambio, quien odia a su hermano
está en las tinieblas
y anda en tinieblas sin saber a dónde va:
pues las tinieblas lo han cegado.
12 Hijitos, les escribo porque ya recibieron el perdón de sus pecados
por el Nombre de Jesús.
14 Hijitos, les he escrito porque ya conocen al Padre.
Padres, les he escrito porque conocen al que es desde el principio.
Jóvenes, les he escrito porque son fuertes
y la Palabra de Dios permanece en ustedes
que ya han vencido al Malo.
(o) 15 No amen al mundo ni lo que hay en él.
Si alguno ama al mundo,
en ése no está el amor del Padre.
16 Pues toda la corriente del mundo es
codicia del hombre carnal,
ojos siempre ávidos
y gente que ostenta su superioridad.
Eso no viene del Padre sino que viene del mundo
17 Pasa el mundo y toda su codicia,
mas el que hace la v oluntad de Dios permanece para siempre.
+ 18 Hijitos míos, es la última hora,
y se les dijo que llegará un Anticristo;
pero ya han venido varios anticristos,
por donde comprobamos que ésta es la última hora.
19 Ellos salieron de entre nosotros mismos,
aunque realmente no eran de los nuestros.
Si hubieran sido de los nuestros,
se habrían quedado connosotros.
Al salir ellos, vimos claramente
que entre nosotros no todos eran de los nuestros.
20 Pero ustedes tienen esa Unción que viene del Santo,
de manera que todos poseen la verdadera sabiduría.
21 Les escribí, no porque les falte conocer la verdad,
sino porque ya la conocen
y las mentiras no tienen nada en común con la Verdad.
22 ¿Y quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Este es el Anticristo, que niega a la vez al Padre y al Hijo.
23 El que niega al Hijo, tambiénniega al Padre,
y quien reconoce al Hijo, también reconoce al Padre.
24 Que permanezca en ustedes lo que oyeron desde el principio:
si permanece en ustedes lo que oyeron desde el principio,
también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre.
25 Y esta es la promesa que él mismo prometió;
la Vida eterna.
26 Les escribo esto pensando en aquellos que tratan de desviarlos:
27 en ustedes, sin embargo, permanece esa Unción
que recibieron de Jesucristo,
y no necesitan de que alguien les enseñe.
Pues esta Unción que de él viene les enseña todas las cosas,
y les habla la verdad y no la mentira.
Permanezcan en él,
guardando lo que les ha enseñado.
28 Y ahora, hijitos, permanezcan en él,
para que tengamos confianza cuando aparezca en su Gloria
y no sintamos vergüenza ante él cuando venga.
29 Ustedes saben que él es el Justo;
reconozcan entonces que quien obra la justicia, ése ha nacido de Dios.
* Segundo criterio del amor a Dios: cumplir los mandamientos, los cuales se resumen en la aridad. ¿Pretendemos acaso conocer a Cristo y ser creyentes? Esto se debe medir según el amor que tenemos a nuestros hermanos. Mandmaiento antiguo, es decir, el primero que aprendimos en la Iglesia, mandamiento nuevo, porque el mundo debe descubrir continuamente y en nuevos campos lo que puede el amor.
(o) Tercer criterio: no amar al mundo. Notemos cómo Juan empieza por alegrarse con sus lectores porque conocen al Padre. No se trata de aborrecer al mundo que Cristo vino a salvar )ver comentario de Jn. 3,17). Pero tenemos que reconocer en el mundo una corriente mala que viene del Malo. El mundo según Juan, es la vida engañosa que protagonizan los hombres cuando dejan de buscar la voluntad del Padre, y se oponen a Cristo. En el mundo presente, y también en las personas, dos fuerzas conviven opuestas una otra, la que viene del Padre y que no pasará, y lo que fue proyectado y deseado por el hombre en los momentos en que olvidaba su condición y dignidad de hijo de Dios, codicia y soberbia que lo llevan a la muerte.
Hay algo más en esto de no amar al mundo. Aunque es bueno todo lo que viene de Dios, la luz del sol, el amor, lo que sale de la inteligencia y de las manos del hombre, sin embargo, toda la creación no vale nada si la comparamos con Dios.
Mientras consideramos el mundo como el gran regalo que Dios nos hizo y nos sentimos responsables ante él de su progreso y desarrollo, el mundo es bueno para nosotros. Pero tan pronto como lo consideramos como cosa nuestra, lo usamos y descuidamos a nuestro antojo, o pretendemos cambiarlo solos con la fuerza, se vuelve nuestro peor enemigo, ídolo que nos esclaviza, y campo de maldades. El cristiano se compromete en el mundo (primer caso), pero no con el mundo (segundo caso). Guarda su libertad de hijo de Dios, o deja de serlo por amor al mundo.
+ Cuarto criterio: para estar seguros de andar en la Luz, debemos rechazar al Anticristo, es decir, guardar firme la fe y lo que la fe enseña. Los creyentes del tiempo de Juan sabían que en vísperas de la venida gloriosa de Cristo, se presentaría un Anticristo. Juan dice: ya es anticristo, el que niega que Jesús sea el Cristo. Basta leer esta carta para precisar: negar a Cristo es negar que sea Dios igual al Padre. La insistencia de Juan se justifica frente a tantos cristianos de ayer y de hoy que niegan que Cristo sea igual al Padre.
El Espíritu les ha de enseñar todo. Juan, al escribir esto, pensaba en los profetas que animaban y enseñaban a las Iglesias de su tiempo con sus palabras inspiradas, el Espíritu enseñaba a la comunidad (ver Hechos 14,21 y 1 Tes 5,19) Ahora también, el Espíritu mantiene en la verdad y enseña los criterios de la verdad al que comparte la vida de la Iglesia; pero no debemos pensar que enseña todo a cada uno individualmente.
Ustedes tienen esta unción que viene del Santo. Juan dice que los cristianos hemos recibido de Dios una unción. NO quiere hablar solamente de la unción con crisma que se da en el bautismo y en la confirmación. Cristo quiere decir precisamente "ungido", no ungido con aceite, ni siquiera con óleo consagrado, sino ungido y como empapado con el Espíritu Santo de Dios, de su Padre. Juan dice: ustedes, los cristianos, han rechazado la misma unción, el mismo Espíritu que les da a entender todo lo referente a la fe, toda la verdad, no la vayan a perder.
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