2 1 Tú, hijo, fortalécete con la gracia que tendrás en Cristo Jesús. 2 Lo que aprendiste de parte mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a hombres que merezcan confianza, capaces de instruir después a otros. 3 Soporta los sufrimientos como un buen soldado de Cristo Jesús.
4 Ningún soldado se enreda en negocios civiles, solamente quiere dar satisfacción al que lo contrató. 5 Lo mismo el atleta, para recibir el premio, tiene que luchar de acuerdo con las reglas. 6 Al agricultor que trabaja firme le corresponden primero los frutos de la cosecha. Entiende lo que quiero decir. 7 Por lo demás, el Señor hará que comprendas todo.
No te metas en discusiones de palabras
14 Recuérdales estas cosas y diles insistentemente en nombre de Dios que dejen las discusiones de palabras, que no son de ningún provecho, sino que perjudican a quienes las escuchan. 15 Trata de estar siempre a disposición de Dios como servidor independiente, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, buen distribuidor de la palabra de verdad. 16 No participes de sus conversaciones inútiles y extrañas a la fe, que solamente los hacen progresar en la ignorancia de Dios. 17 Son doctrinas que se propagan como la gangrena: pienso en Himeneo y Fileto. 18 Ellos se apartaron de la verdad, afirmando que la resurrección ya tuvo lugar, con lo que arruinan la fe de algunos,
19 A pesar de todo, no se hunden los sólidos cimientos puestos por Dios, en los cuales está inscrito. El Señor conoce a los suyos y Aléjese de la maldad quien invoca el Nombre del Señor.
20 Además, en una casa rica no hay sólo vasos de oro y plata, los hay también de madera y de barro. Unos se destinan a usos especiales, otros para usos corrientes. 21 Si alguien, pues, trata de no cometer las faltas de que hablo, será un vaso noble, santo, útil al Señor, apropiado para toda obra buena.
22 Evita, pues, los deseos desordenados, propios de la juventud. Busca la justicia y la fe, y procura vivir en amor y paz con los que confían sinceramente en el Señor.
23 En cuanto a las cuestiones tontas e inútiles, evítalas. Bien sabes que originan peleas, 24 y un servidor del Señor no debe ser peleador; al contrario, debe ser comprensivo para con todos, dispuesto a enseñar y paciente frente a las incomprensiones. 25 Con dulzura tiene que reprender a los rebeldes: quizá Dios les concederá que se conviertan y descubran la verdad, 26 liberándose de los lazos del diablo, que los tiene sometidos a su voluntad.
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