2 1 Si dan algún valor a las advertencias que hago en nombre de Cristo, si pueden oír la voz del amor y quieren hacer caso de la comunión que existe entre nosotros por el Espíritu Santo, si hay en ustedes alguna compasión y ternura, 2 les pido algo que me llenará de alegría. Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir, 3 y no hagan nada por rivalidad o por vanagloria. Al contrario, que cada uno, humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo. 4 No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los demás.
5 Tengan unos con otros las mismas disposiciones que tuvo Cristo Jesús.
12 Por tanto, amadísimos míos, que siempre me han obedecido, sigan procurando su salvación, con temor y temblor; y si lo hicieron cuando me tenían presente, más todavía cuando estoy lejos. 13 Pues Dios, es el que produce en ustedes tanto el querer como el actuar tratando de agradarle. 14 Cumplan todo sin quejas ni discusiones, 15 así no tendrán falla ni defectos y serán hijos de Dios sin reproche en medio de una raza descarriada y pervertida. Ustedes son, entre ellos, como las estrellas en el universo, 16 porque guardan la palabra de Vida. De ese modo me sentiré orgulloso de ustedes en el Día de Cristo, cuando compruebe que mis esfuerzos y mis afanes no han sido inútiles. 17 Y aunque deba dar mi sangre y sacrificarme para celebrar mejor la fe de ustedes, me siento feliz y con todos ustedes me alegro; 18 y también ustedes han de sentirse felices y alegrarse conmigo.
Los enviados de Pablo
19 El Señor Jesús me da la esperanza de que pronto les podré enviar a Timoteo, y será para mí un consuelo tener por él noticias de ustedes. 20 Pues no tengo a ningún otro que se preocupe tanto como yo por saber qué es de ustedes. 21 Todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. 22 Pero Timoteo ha dado pruebas como ustedes saben. Como hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio. 23 Por eso, pienso enviárselo apenas vea claros mis problemas. 24 Por lo demás, tengan confianza en el Señor que pronto podré ir personalmente.
25 Me pareció necesario enviarles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado y al que ustedes enviaron para que me ayudara en mi gran pobreza. 26 En realidad, él los echaba mucho de menos y estaba preocupado al saber que ustedes estaban al tanto de su enfermedad. 27 Es cierto que estuvo enfermo, y a las puertas de la muerte; pero Dios tuvo piedad de él y también de mí, ahorrándome penas sobre penas. 28 Por eso, me apresuro a mandárselos, para que tengan la alegría de verlo y yo mismo quede más tranquilo. 29 Celebren, pues, su llegada, como conviene en el señor, y alégrense. Estimen mucho a las personas como él, 30 que casi murió por la obra de Cristo; pues arriesgó su vida para servirme personalmente en nombre de todos ustedes que me faltaban.
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