3 1 Por eso yo, Pablo, llegué a ser el preso de Cristo, por ustedes, los no judíos.
2 A lo mejor han sabido de las gracias que Dios me concedió para bien de ustedes. 3 Me dio por revelación el conocimiento de su proyecto misterioso, tal como yo acabo de exponérselo en pocas palabras. 4 Al leerlo, ustedes podrán darse cuenta del conocimiento que tengo del Misterio de Cristo.
5 Este Misterio no fue dado a conocer a los hombres de tiempos pasados, sino solamente ahora, mediante revelaciones concedidas a los santos apóstoles y profetas. 6 El Evangelio hace que los pueblos no judíos entren a compartir en Cristo Jesús la misma herencia, pertenecer al mismo cuerpo y recibir las mismas promesas de Dios. 7 Y a mí me toca ser el encargado de esta Buena Nueva por gracia y don de Dios que quiso actuar en mí con todo su poder.
8 A mí, el menor de todos los creyentes, se me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos, la incalculable riqueza de Cristo, 9 y de esclarecer para todos en qué forma se va realizando el proyecto secreto escondido desde el principio en Dios, Creador de todas las cosas. 10 Hasta las Fuerzas y los Poderes celestiales descubren, por medio de la Iglesia, la sabiduría de Dios con sus innumerables recursos, 11 mientras se va realizando en Cristo Jesús nuestro Señor. 12 En él nos atrevemos a acercarnos a Dios, con esa confianza que nos da la fe en Cristo.
13 Por eso, yo les ruego que no se desanimen al ver las pruebas que soporto por ustedes. Más bien han de sentirse orgullosos de ellas.
14 Y ahora doblo las rodillas en presencia del Padre, 15 de quien toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra.
16 Que él se digne, según la riqueza de su Gloria, fortalecer en ustedes por su Espíritu, el hombre interior.
17 Que Cristo habite en sus corazones por la fe.
Que estén enraizados y cimentados en el amor.
18 Que sean capaces de comprender con todos los creyentes, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 en una palabra, que conozcan este más allá del conocimiento que es el amor de Cristo.
Y, en fin , que queden colmados hasta recibir toda la plenitud de Dios.
20 A Dios, que demuestra su poder en nosotros y puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos, 21 a él la gloria, en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas la generaciones y todos los tiempos. Amén
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