Ahí escribió su tan famosa página: Tengan en ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.
Pablo aceptó su ayuda material, demostrando así la gran confianza que les tenía. Pues, habitualmente, para que nadie lo calificara de interesado, se negaba a recibir dinero y prefería ganarse la vida con su trabajo, al mismo tiempo que predicaba.
Pablo escribió esta carta estando preso. No se sabe con certeza si se trata de su prisión en Roma en el año 62 (cuando escribió a los Efesios y Colosenses), o de un encarcelamiento en el año 56 en Efeso. A lo mejor escribió desde Roma.
1 1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús.
A los santos de Filipos, con sus obispos y sus diáconos, a todos ustedes que están en Cristo Jesús.
2 Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.
3 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, 4 y siempre que rezo por todos ustedes, lo hago con alegría. 5 No puedo olvidar la cooperación que me han prestado en el servicio del Evangelio, desde el primer día hasta ahora. 6 Y si Dios empezó un buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo en el Día de Cristo Jesús.
7 No puedo pensar de otra manera, pues a todos los llevo en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, ustedes están conmigo y participan de la misma gracia.
8 Pues Dios sabe que los amo tiernamente en el corazón de Cristo Jesús. 9 Y pido en mis oraciones que el amor crezca en ustedes, y con él alcancen conocimiento y buen juicio en todo. 10 Así sabrán reconocer lo que conviene en cada momento y, caminando con rectitud, llegarán sin tropiezo al día de Cristo, 11 llevando como fruto maduro, esa santidad que procede de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
Cristo es mi vida
12 Hermanos, quiero que sepan que el Evangelio más bien ha progresado con todo lo que me sucede. 13 En efecto, todo en el palacio, y también los de afuera, saben que estoy encadenado por Cristo. 14 Más aún, mi condición de preso ha animado a la mayoría de nuestros hermanos en el Señor, para que se atrevan a proclamar más abiertamente y sin miedo la Palaba de Dios.
15 Algunos, es cierto, son llevados por la envidia y quieren hacerme competencia, pero otros predican a Cristo con buena intención. 16 Estos últimos obran por amor y se dan cuenta de que estoy aquí para defender el Evangelio. 17 Los primeros, en cambio, por llevarme la contraria, anuncian a Cristo con mala intención; creen con eso hacerme más amarga la cárcel. 18 Pero, al fin, ¿qué importa que unos sean sinceros y otros hipócritas? De todas maneras se anuncia a Cristo y eso me alegra, y seguiré alegrándome.
19 Yo sé que todo esto se convertirá en bien para mí, gracias a sus oraciones y la ayuda que me da el Espíritu de Cristo Jesús. 20 Tengo esperanza y estoy seguro de que no seré avergonzado en nada. Al contrario, me sentiré tan seguro como lo he estado en cualquier circunstancia, y Cristo aparecerá más grande a través de mí, sea que yo viva, sea que muera.
21 Cristo es mi vida, y de la misma muerte saco provecho. 22 Pero, si la vida en este cuerpo me permite aún un trabajo provechoso, ya no sé qué escoger. 23 Estoy apretado por los dos lados. Por una parte siento gran deseo de partir y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor. 24 Pero a ustedes les es más provechoso que yo permanezca en esta vida. 25 Esto me convence: seguramente quedaré y permaneceré con todos ustedes para puedan progresar y alegrarse en su fe. 26 Yo sé que mi vuelta y mi presencia entre ustedes les será un nuevo motivo de satisfacción en Cristo Jesús.
Sigan firmes en la fe
27 Solamente procuren ordenar su vida de acuerdo con la Buena Nueva de Cristo. Permanezcan firmes en un mismo espíritu y luchen con un solo corazón por la fe del Evangelio. Ojalá lo pueda comprobar si voy donde ustedes y, si no voy, pueda al menos oírlo. 28 No se dejen intimidar por los enemigos. Este será un signo seguro de que ellos van a su ruina y ustedes a su salvación. 29 Eso viene de Dios, ya que por Cristo les concedió este favor, no solamente de creer en Cristo, sino también de padecer por él, 30 en la misma lucha que soporto yo, como lo han visto y ahora lo oyen de mí.
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