(Lc 4,1 Mc 1,12)
4 1 Luego el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo. 2 Y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
3 entonces, se le acercó el tentador y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, ordena que esas piedras se conviertan en pan.” 4 Pero Jesús respondió: “Dice la Escritura que el hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
5 Después de esto, el diablo lo llevó a la ciudad Santa, y lo puso en la parte más alta del Templo, 6 y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí para abajo. Puesto que la escritura dice: Dios ordenará a sus ángeles que te lleven en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.” 7 Jesús replicó: “Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios.”
8 En seguida lo llevó el diablo a un cerro muy alto, le mostró todas las naciones del mundo con todas sus riquezas, 9 y le dijo: “Te daré todo esto si te hincas delante de mí y me adoras.” 10 Entonces Jesús le respondió: “Aléjate de mí, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, a él solo servirás.”
11 Entonces lo dejó el diablo y acercándose los ángeles se pusieron a servir a Jesús.
(Mc 1,14 Lc 4,14)
12 Oyó Jesús que habían encarcelado a Juan, por lo que se alejó, volviendo a Galilea. 13 Allí, dejando la ciudad de Nazaret, fue a vivir a Cafarnaún, cerca del lago, en los límites de Zabulón y Neftalí.
14 Así se cumplió lo que dijo el Profeta Isaías:
15 “Oigan, territorios de Zabulón y Neftalí y los de las orillas del Mar y de más allá del Jordán; escúchame, Galilea, tierra de Paganos.
16 A tus habitantes postrados en tinieblas los iluminó una luz grande. Estaban sentados en la región sombría de la muerte, pero apareció para ellos una luz.”
17 Entonces fue cuando Jesús empezó a predicar. Y les decía: “Cambien su vida y su corazón, porque el Reino de los Cielos se ha acercado.”
18 Caminaba Jesús a orillas del lago de Galilea y vio a dos hermanos: Simón, llamado después Pedro, y a Andrés, que echaban las redes al agua porque eran pescadores. 19 Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres.”
20 Los dos dejaron inmediatamente las redes y empezaron a seguirlo.
21 Más allá vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, que con Zebedeo, su padre, estaban en su barca, zurciendo las redes. Jesús los llamó, 22 y ellos también dejaron la barca y al padre y empezaron a seguirlo.
23 Jesús recorría toda la Galilea enseñando en las sinagogas. Predicaba la Buena Nueva del Reino y sanaba todas las dolencias y enfermedades de la gente. 24 Por eso se extendió su fama por toda Siria.
Le traían todos los enfermos, los aquejados por males y dolencias diversas, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y a todos los sanaba. 25 Lo seguía un gentío inmenso de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán.
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