(Mt 27,11 Lc 23,2 Jn 18,28)
15 1 Al amanecer, sin perder tiempo, los jefes de los sacerdotes se reunieron con las autoridades judías, los maestros de la Ley y todos los miembros del Consejo. Después de haber atado a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato le preguntó: “¿Tú eres el rey de los judíos?” Jesús respondió: “Así es, como tú lo dices.” 3 Pero, como los jefes de los sacerdotes acusaban a Jesús de muchas cosas, 4 Pilato volvió a preguntarle: “¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.” 5 Pero Jesús ya no respondió nada más, de manera que Pilato no sabía que pensar.
6 En cada fiesta de Pascua, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo. 7 Uno, llamado Barrabás, había sido encarcelado con otros revoltosos que, en un motín, habían causado muerte de personas. 8 El pueblo, pues, subió y empezó a pedir la libertad de un preso, como era la costumbre.
9 Pilato preguntó: “¿Quieren que ponga en libertad al rey de los judíos?” 10 (Porque se daba cuenta que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia) 11 Pero ellos incitaron al pueblo para que pidiera la libertad de Barrabás. 12 Pilato les dijo: “¿Qué hago con el que ustedes llaman rey de los judíos?” 13 El pueblo gritó de nuevo: “¡Crucifícalo!” 14 Pilato contestó: “¿Qué mal ha hecho?” Pero los gritos fueron cada vez más fuertes: “¡Crucíficalo!”
15 Pilato quería dar satisfacción al pueblo. Por eso dejó libre a Barrabás y, después de haber hecho azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado.
A Jesús le ponen la corona de espinas
(Mt 27,27 Jn 19,1)
16 Los soldados lo llevaron al patio interior, llamado pretorio, y llamaron a todos sus compañeros. 17 Lo vistieron con una capa roja y colocaron sobre su cabeza una corona trenzada con espinas. 18 Después se pusieron a saludarlo: “¡Viva el rey de los judíos!” 19 Y le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y luego, arrodillándose, le hacían reverencias.
20 Después de burlarse de él, le sacaron la capa roja y le pusieron sus ropas.
Entonces lo crucificaron
21 Entonces los soldados sacaron fuera a Jesús para crucificarlo. Al salir, se encontraron con Simón de Cirene (padre de Alejandro y de Rufo), que volvía del campo, y lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. 22 Llevaron a Jesús al lugar llamado Gólgota o Calvario, lo que significa “Sitio de la Calavera.”
23 Le dieron vino mezclado con mirra, pero él no lo bebió. 24 Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, sorteándolas entre ellos. 25 Eran como las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. 26 Pusieron una inscripción con el motivo de su condenación, que decía: “El rey de los judíos.” 27 Junto con Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28 Así se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado entre los malhechores.
29 Los que pasaban lo insultaban, moviendo la cabeza y diciendo: “Tú, que destruyes el templo y lo levantas en tres días, 30 sálvate a ti mismo y baja de tu cruz.” 31 Asimismo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se burlaban de él y decían entre ellos: “Salvó a otros, y a sí mismo no puede salvarse. 32 Que ese Cristo, ese rey de Israel, baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos.” Y también lo insultaban los que estaban crucificados con él.
La muerte de Jesús
(Mt 27,45 Lc 23,44 Jn 19,28)
33 Llegado el mediodía, se oscureció todo el país hasta las tres de la tarde, 34 y a esa hora Jesús gritó con voz fuerte: “Eloí, Eloí, ¿lamá sabactaní?”, que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” 35 Entonces algunos de los que estaban allí dijeron: “Está llamando a Elías.” 36 Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vio agridulce, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: “Déjenme, a ver si viene Elías a bajarlo.” 37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38 En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se partió en dos, de arriba abajo, 39 y el capitán romano que estaba frente a él, al ver cómo había expirado, dijo: “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios.”
40 Unas mujeres miraban de lejos. Entre ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé. 41 Ellas lo seguían y lo servían cuando estaba en Galilea. Con ellas había otras más, que habían subido con Jesús a Jerusalén.
Jesús es sepultado
42 Había caído la tarde y , como era la víspera del sábado, 43 alguien tuvo la valentía de ir donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Era José, del pueblo de Arimatea, miembro respetable del Consejo Supremo, que esperaba también el Reino de Dios.
44 Pilato se extrañó de que ya hubiera muerto, y llamó al capitán para saber si realmente era él. 45 El lo confirmó, y Pilato entregó el cuerpo de Jesús. 46 José bajó el cuerpo de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado. Después de ponerlo en un sepulcro que estaba cavado en la roca, hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba. 47 María Magdalena y María, madre de José, estaban ahí mirando dónde lo depositaban.
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