(Mt 13,1 Lc 8,4)
4 1 Otra vez Jesús se puso a enseñar a orillas del lago. Se reunió tanta gente junto a él, que tuvo que subir a una barca y sentarse en ella, mientras toda la gente estaba en la orilla. 2 Jesús les enseñó muchas cosas por medio de ejemplos. Esto es lo que les decía:
3 “Escuchen esto: El sembrador ha salido a sembrar. 4 Al ir sembrando la semilla, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. 5 Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra, y brotó en seguida por no estar muy honda la tierra; 6 pero, cuando salió el sol, la quemó y, como no tenía raíz, se secó. 7 Otra parte cayó entre espinos: éstos al crecer la ahogaron, de manera que no diera fruto. 8 El resto cayó en tierra buena; la semilla creció, se desarrolló y dio fruto: unas produjeron treinta granos por semilla; otras sesenta, y otras cien.”
9 Jesús agregó: “El que tenga oídos para oír, que oiga.”
10 Cuando toda la gente se retiró, los que lo seguían, junto con los Doce, le preguntaron lo que significaban estos ejemplos.
11 El les contestó: “Ustedes están en el secreto del Reino de Dios, pero a los de afuera, todo se les hace parábolas. 12 Como dice la Biblia: Por mucho que miren, no verán; por más que oigan no entenderán; no se convertirán ni serán perdonados.”
13 Jesús les dijo: “¿No entienden esta parábola? Entonces, ¿cómo comprenderán las demás?
14 El sembrador siembra la Palabra de Dios. 15 Unos la reciben como a lo largo del camino; son aquellos que, en cuanto escuchan la Palabra, viene Satanás y saca esta palabra que llegó hasta ellos.
16 Otros la reciben como entre las piedras: son aquellos que, al escuchar la Palabra, la reciben en seguida con alegría, 17 pero no tienen raíz en su interior sino que son inconstantes; y, en cuanto se les presentan angustias y persecuciones por causa de la Palabra, al momento fallan.
18 Otros la reciben como entre espinos: éstos han escuchado la Palabra, 19 pero se presentan los problemas de la vida, las promesas engañosas del dinero y las demás pasiones. Todas estas cosas se unen para ahogar la Palabra, y al final no da fruto.
20 Hay otros que reciben la Palabra como la tierra buena; son aquellos que la escuchan, la aceptan y dan fruto, el treinta por uno, el sesenta o el ciento.”
Parábola de la lámpara y de la medida
(Mt 10,26 Lc 8,16)
21 Jesús les dijo también: “Cuando viene la luz, ¿debemos ponerla dentro de un tiesto o debajo de la cama? ¿No la pondremos más bien sobre el candelero? 22 Pues si algo está escondido, tendrá que descubrirse, y si hay algún secreto, tendrá que saberse. 23 ¡Quien tenga oídos, que oiga!”
24 Les Dijo también: “Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. 25 Sépanlo bien: al que produce se le dará más, y al que no produce, aun lo que tiene se le quitará.”
La semilla que crece por sí sola
26 Jesús dijo además: “Escuchen esta comparación del reino de Dios. Un Hombre echa la semilla en la tierra; 27 esté dormido o despierto, de noche o de día, la semilla brota de cualquier manera y crece sin que él se dé cuenta. 28 La tierra da fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga y por último espiga bien granada de trigo. 29 Y cuando el fruto está maduro, mandan a recogerlo porque ha llegado el día de la cosecha.”
El grano de mostaza
(Mt 13,31 Lc 13,18)
30 Y les dijo también: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Qué comparación podríamos dar de él? 31 es semejante a una semilla de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas que se echan a la tierra. 32 Pero, una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto. Entonces echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden refugiarse bajo su sombra.”
33 Jesús usaba muchos ejemplos de este tipo para entregar su enseñanza, adaptándose a la capacidad de la gente. 34 Todo se lo decía por medio de ejemplos, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Jesús calma la tempestad
(Mt 8,18 Lc 8,22)
35 Al atardecer de ese mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: “Pasemos a la otra orilla del lago.” 36 Ellos despidieron a la gente y lo llevaron el barca tal como estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Entonces se levantó una gran temporal y las olas se lanzaban contra la barca que se iba llenando de agua. 38 Mientras tanto, Jesús dormía en la popa sobre el cojín. Ellos lo despertaron diciéndole: “Maestro, ¿es así como dejas que nos ahoguemos?”
39 El despertó, se encaró con el viento y dijo al mar: “Cállate, cálmate.” El viento se calmó y vino una gran bonanza. 40 Después les dijo: “¿Por qué son ustedes tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe?”
41 Pero ellos estaban asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”
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