(Mt 9,1 Lc 5,17)
2 1 tiempo después, Jesús volvió a la ciudad de Cafarnaún y se supo que estaba en casa. 2 Se reunió tanta gente que no quedaba lugar ni siquiera delante de la puerta. 3 Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, le trajeron un paralítico; cuatro hombres lo llevaban en su camilla. 4 Como no podrían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, abrieron el techo del lugar donde él estaba y por ahí bajaron al enfermo en su camilla. 5 Cuando vio la fe de esta gente, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados.”
6 Estaban ahí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron: 7 “¡Qué manera de hablar! Este se burla de Dios. Pues, ¿quién puede quitar el pecado sino Dios y solamente él?”
8 En ese mismo instante, Jesús supo en su espíritu lo que pensaban. Y les dijo: “¿Por qué piensan así? 9 ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o: Levántate, toma tu camilla y anda? 10 Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados.”
11 Y dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.” El se levantó y, al momento, en presencia de todos, cargó su camilla para irse con ella. 12 La gente quedó asombrada y todos alabaron a Dios, pues decían: “Nunca hemos visto nada parecido.”
He venido a llamar a los pecadores
(Mt 9,9 Lc 5,27)
13 Cuando Jesús salió otra vez a orillas del lago, toda la gente fue a verlo, y él volvió a enseñarles. 14 Al pasar, vio al cobrador de impuestos sentado a su mesa: era Leví, hijo de Alfeo, Jesús le dijo: “Sígueme.” El se levantó y lo siguió.
15 Después Jesús se fue a comer a casa de Leví. Algunos cobradores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos; en realidad, había buen número de ellos. 16 Pero también seguían a Jesús los maestros de la Ley del grupo de los fariseos. Cuando lo vieron sentado a la misma mesa con pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discípulos: “¿Qué es eso? ¿Come con publicanos y pecadores?”
17 Cuando Jesús oyó esto, les dijo: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.”
El vino nuevo, en vasijas nuevas
(Mt 9,14 Lc 5,33)
18 Un día que los discípulos de Juan Bautista y los fariseos estaban ayunando, algunas personas vinieron a decir a Jesús: “¿Por qué no ayunan tus discípulos como lo hacen los de Juan y los de los fariseos?” 19 Jesús les contestó: “¿Pueden ayunar los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Cierto que no; no ideen ayunar mientras está con ellos. 20 Pero llegará el momento en que el no vio les será arrebatado: entonces ayunarán.
21 Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de género nuevo; porque la tela nueva encoge; tira la tela vieja, y se hace más grande la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en vasijas viejas; porque el vino las rompería. Así se echarían a perder el vino y las vasijas. ¡El vino nuevo, en vasijas nuevas!”
(Mt 12,1 Lc 6,1)
23 Un sábado, Jesús caminaba por los sembrados con sus discípulos. Ellos al pasar se pusieron a desgranar espigas. 24 Entonces los fariseos le dijeron: “Mira: ¿Qué están haciendo? Es cosa que no se puede en día sábado.”
25 El les dijo: “¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre? 26 Que entró en la Casa de Dios, en la época del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a los que estaban con él.” 27 Y les dijo: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. 28 Por esto el Hijo del Hombre, que es Señor, también es dueño del sábado.”
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