2 El sol al aparecer proclama desde su salida: ¡Sol Creatura Maravillosa, Obra del Altísimo!
3 En su mediodía reseca la tierra, ¿quién puede resistir su ardor?
4 Se aviva la fragua para las obras que necesitan fuego; tres veces más intenso es el sol que abrasa los cerros; él exhala ardientes vapores, y con sus inflamados rayos ciega los ojos.
5 Grande es el Señor que lo ha hecho y que con sus palabras apresura su carrera.
6 La luna también, signo eterno, marca los tiempos y preside las épocas; 7 astro menguador que señala las fiestas y de ella el mes saca su nombre. 8 ¡Qué asombrosa cuando crece para brillar en el firmamento del cielo, farol del ejército acampado en lo alto.
9 Una estrella, esplendor del cielo y su gloria, ilumina las alturas de Dios. 10 Por la palabra de Dios se mantiene al puesto que él le asignó, y no afloja en sus vigilias.
11 Contempla el arco iris y bendice a su autor, es perfectamente bello en su esplendor. 12 Rodea el cielo en un círculo glorioso, lo tendieron las manos del Altísimo.
13 A una orden suya cae la nieve; su reprensión lanza el granizo y dirige las flechas de su juicio.
14 Para eso se abrieron sus depósitos y vuelan las nubes como pájaros.
15 Con su poder condensa las nubes que se pulverizan en granitos.
16 Al verlo se estremecen los cerros, por la voluntad divina sopla el viento sur.
17 El retumbar de su trueno azota la tierra, como el huracán del norte y los ciclones.
18 Como pájaros que se posan esparce la nieve, que cae como langosta. Los ojos se maravillan ante el brillo de su blancura y el alma se turba al verla caer.
19 También derrama como sal la escarcha, que echa flores como espinas.
20 Sopla el viento frío del norte, se concreta el hielo sobre las aguas, se posa sobre toda agua dormida, la reviste como de una coraza. 21 La helada devora los cerros y quema el desierto, consume el verdor como un fuego.
22 Pero pronto sobreviene la nieve, remedio de todo; el rocío devuelve la vida después de la canícula.
23 Según su designio venció el abismo y en él planto las islas. 24 Los que recorren el mar cuentan sus peligros; sus relatos nos dejan asombrados.
25 Allí están las obras extrañas y maravillosas, animales de todas clases y monstruos marinos.
26 Por él su mensajero camina con éxito. Por su palabra todo está ordenado.
27 Podríamos alargarnos sin agotar el tema; en una palabra, él es todo.
28 ¿Dónde hallar fuerza para glorificarlo?, porque él es el Grande y supera todas sus obras; 29 Señor temible y soberanamente grande, cuyo poder es admirable.
30 ¡Glorifiquen al Señor y alábenlo cuanto puedan! Siempre quedarán cortos para exaltarlo.
31 ¿Quién lo ha visto para poder describirlo?, ¿quién puede glorificarlo según lo merece?
32 Hay muchos misterios más grandes que ésos, porque no hemos visto sino unas pocas obras suyas, 33 pero es el Señor quien lo creó todo y quien da sabiduría a los hombres justos.
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