5 Ellos, pues, reflexionaron: “Si contestamos que el bautismo de Juan era cosa de Dios, él nos dirá: ¿Y por qué no creyeron en él? 6 Y si respondemos que era cosa de hombres, todo el pueblo nos apedreará, pues está convencido de que Juan era un profeta.” 7 Por eso le contestaron que no sabían. 8 Y Jesús les dijo: “Yo tampoco les diré con qué derecho hago estas cosas.”
Los trabajadores asesinos
(Mc 12,1 Mt 21,33)
9 Luego comenzó a contar al pueblo este ejemplo:
“Un hombre plantó una viña, después la arrendó a unos trabajadores y partió al extranjero por largo rato.
10 A su debido tiempo envió un servidor donde los trabajadores, para que le entregaran la parte de la cosecha que le correspondía; pero los trabajadores después de golpearlo, lo echaron con las manos vacías. 11 Mandó después a otro servidor; pero también a este le pegaron, lo insultaron y lo echaron con las manos vacías; 12 envió aún a un tercero, al que también lo hirieron y lo echaron fuera.
13 El dueño de la viña se dijo entonces: ¿Qué hacer? Voy a enviar a mi hijo muy querido, a lo mejor lo respetarán. 14 Pero, al verlo los trabajadores, se dijeron unos a otros: Este es el heredero matémoslo y nos quedaremos con la herencia. 15 Lo arrojaron, pues, fuera de la viña y lo mataron.
Ahora bien, ¿qué les hará el dueño de la viña? 16 Vendrá, hará morir a esos trabajadores y entregará la viña a otros.”
En este momento los oyentes dijeron: “Ni Dios lo quiera.” 17 Jesús, fíjense su mirada en ellos, les dijo: “¿Qué significan estas palabras de la Escritura?
La piedra que rechazaron los constructores, ésta es ahora la piedra principal. 18 Quien caiga en esta piedra se quebrará, y será aplastado aquel al que le caiga encima.”
19 Los maestros de la Ley y los jefes de los sacerdotes hubieran querido detenerlo en ese momento, pero temieron al pueblo. Pues comprendieron que Jesús había contado ese ejemplo para ellos.
El impuesto para el César
(Mc 12,13 Mt 22,15)
20 Entonces se pusieron a acechar a Jesús y le mandaron espías, que fingieron buena fe para aprovecharse de sus palabras, y así entregarlo a la policía y a la justicia del gobernador. 21 Estos hombres hicieron esta pregunta: “Maestro, nosotros sabemos que hablas y enseñas con entera rectitud. No te fijas en la condición de las personas, sino que enseñas con absoluta franqueza el camino de Dios. 22 ¿Está permitido pagar impuestos al César o no?
23 Jesús vio su astucia y les dijo: “Muéstrenme una moneda. 24 ¿De quién es la cara y el nombre que tiene escrito?” Le contestaron: “Del César.” 25 Entonces él les dijo: “Pues bien, den al César lo que es del César y a Dios lo que corresponde a Dios.”
26 Así, pues, no pudieron aprovechar nada de lo que decía delante del pueblo para acusarlo, sino que, al contrario, se sorprendieron mucho por su respuesta y se callaron.
Los muertos resucitan
(Mc 12,18)
27 Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Estos son hombres que no creen en la resurrección de los muertos y le preguntaron:
28 Maestro, Moisés nos enseñó lo siguiente: Si uno tiene un hermano casado que muere sin dejar familia, debe casarse con la viuda para darle un hijo que será el heredero del difunto.
29 Había, pues, siete hermanos. Se casó el primero, y murió sin dejar familia. 30 El segundo y después el tercero se casaron la viuda. 31 Y los siete murieron igualmente, sin dejar familia. 32 Finalmente, murió también la mujer. 33 Esta mujer, si hay resurrección de los muertos, ¿de cuál de ellos va a ser esposa, puesto que los siete la tuvieron por esposa?”
34 Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan. 35 Pero los que sean juzgados dignos de entrar al otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no se casarán. 36 Sepan, además, que no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles. Y son hijos de Dios, pues él los ha resucitado.
37 En cuanto a saber si resucitan los muertos, ya Moisés lo dio a entender en el pasaje de la Zarza, en el que llama al Señor Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 38 Ahora bien, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; para él todos viven.”
39 Algunos maestros de la Ley le dijeron: “Maestro, has hablado bien.” 40 Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.
41 Entonces él les dijo: “¿Cómo se puede decir que el Cristo será hijo de David? 42 En efecto, el mismo David dice en el Libro de los Salmos: El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha 43 hasta que ponga a tus enemigos como tarima de tus pies. 44 David lo llama Señor, ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?
45 Todo el pueblo lo escuchaba cuando dijo a sus discípulos: 46 “Desconfíen de los maestros de la Ley, que gustan de pasearse con largas vestiduras y ser saludados en las plazas, ocupar los primeros puestos en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes. 47 Son gente que devoran los bienes de las viudas, mientras se amparan tras largas oraciones. Habrá para ellos un juicio sin compasión.”
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