(Mt 6,9; 7,7,)
11 1 Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminaba su oración, uno de sus discípulos le pidió: “Señor, enséñanos a orar así como Juan enseño a sus discípulos.”
2 El les dijo: “Cuando recen, digan:
Padre,
santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino.
3 Danos cada día el pan del día.
4 Perdónanos nuestros pecados, pues nosotros perdonamos a todo el que nos debe.
Y no nos dejes caer en la prueba.”
5 Les dijo también: “Supongan que uno de ustedes va a medianoche donde un amigo para decirle: Amigo, préstame, por favor, tres panes, 6 porque me llegó un amigo de viaje y no tengo nada que ofrecerle. 7 Pero el otro responde desde adentro: No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos. 8 Yo les digo que, si el de afuera sigue golpeando, por fin se levantará a dárselos. Si no lo hace por ser amigo suyo, lo hará para que no lo siga molestando, y le dará todo lo que necesita para que no lo siga molestando, y le dará todo lo que necesita.
9 Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. 10 Porque todo el que pide recibe, y el que busca halla y, al que llame a una puerta, se le abrirá.
11 ¿Qué padre de entre ustedes, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le da una serpiente; 12 o si le pide un huevo, le pasa une escorpión? 13 Por lo tanto, si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan.”
Con Jesús o contra él
(Mc 3,22 Mt 12,23 Mc 4,21; 9,40)
14 Otro día, Jesús liberaba a un mudo de su demonio. Salió el demonio, habló el mudo y la gente quedó admirada. 15 Pero algunos dijeron: “Este echa a los demonios con el poder de Beelzebú, jefe de los demonios.”
16 Otros, para ponerlo en apuros, exigían una señal que viniera realmente de Dios.
17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas, corre a la ruina y sus casas se desmoronan unas sobre otras. 18 Lo mismo Satanás, si está dividido en dos bandos, ¿cómo se mantendrá su reino? 19 Pues bien, si yo echo los demonios por poder de Beelzebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? También ellos deberán rebatir esta calumnia.
20¿Cómo echaría yo los demonios sino con el dedo de Dios? Sepan, pues, que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. 21 Cuando un hombre fuerte y bien amado guarda su casa, todas sus cosas están seguras, 22 pero, si llega uno más fuerte y lo vence, le quita la armadura en que confiaba y distribuye lo que tenía.
23 Quien no está conmigo, está contra mí, y quien no junta conmigo, desparrama.
24 Cuando el espíritu malo ha salido de un hombre, anda vagando por lugares secos, en busca de reposo. Y, como no encuentra este reposo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. 25 A su llegada, la encuentra barrida y ordenada. 26 Entonces va y se junta con otros siete espíritus peores que él; luego vuelve, entra y se queda. Y el estado de este hombre llega a ser peor que el anterior.”
27 Mientras Jesús estaba hablando, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz la que te dio a luz y te amamantó!” 28 Pero él declaró: “¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan!”
29 Como la gente se juntaba en mayor número, Jesús empezó a decir: “Los hombres de hoy son una gente mala; piden una señal, pero señal no tendrán. Solamente se les dará la señal de Jonás. 30 Porque, así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
31 En el día del Juicio la reina del Sur se pondrá en pie para acusar a toda esa gente, porque vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien mucho mejor que Salomón. 32 En el día del Juicio los habitantes de Nínive se pondrán en pie para acusar a toda esa gente, porque cambiaron su conducta con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mucho mejor que Jonás.
33 Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con un envase, sino que la pone en el candelero, para que los que entren vean la claridad. 34 Tu ojo es tu lámpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha la luz. Pero si es borroso, toda tu persona está también en la confusión. 35 Cuida, pues, que la luz que hay en ti no se vuelva confusión. 36 Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella nada oscuro, llegarás a ser pura luz, como cuando la lámpara te ilumina.”
¡Pobres de ustedes, fariseos!
(Mt 23,1)
37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Entró y se sentó a la mesa. 38 Viendo esto, el fariseo le manifestó su asombro, porque no lo había visto lavarse las manos antes de la comida. 39 Pero el Señor le dijo: “Eso son ustedes, fariseos. Purifican el exterior de copas y platos, pero el interior de ustedes está lleno de rapiñas y perversidades. ¡Estúpidos! 40 El que hizo lo exterior, ¿no hizo también lo interior? 41 Pero, según ustedes, basta dar limosna sin reformar lo interior y todo está limpio. 42 ¡Pobres de ustedes, fariseos, porque dan para el Templo la décima parte de todas las hierbas, sin olvidar la menta y la ruda, y mientras tanto descuidan la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que tienen que hacer sin dejar de hacer lo otro.
43 ¡Pobres de ustedes, fariseos, que gustan ocupar el primer puesto en las sinagogas y recibir saludos en las plazas! 44 ¡Pobres de ustedes, porque son como esas tumbas que no se notan y sobre las que se camina sin saberlo!” 45 Un maestro de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: “Maestro, al hablar así nos ofendes también a nosotros.”
46 El contestó: “¡Pobres de ustedes también, maestros de la Ley!, que imponen a los hombres cargas insoportables y luego, ni siquiera mueven un dedo para ayudarlos a que las lleven.
47 Pobres de ustedes, que levantan sepulcros a los profetas, después que los mataron los padres de ustedes! 48 ¿No será una manera de aprobar y de solidarizar con lo que hicieron sus padres? Ellos les dieron muerte, y ustedes ahora pueden construir.
49 Ahora bien, la Sabiduría de Dios dice: Yo les voy a enviar profetas y apóstoles, pero ellos los matarán o los perseguirán. 50 Ustedes son a los que se pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas que haya sido derramada desde la creación del mundo, 51 desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que encontró la muerte entre el altar y el santuario. Sí, yo les aseguro, la presente generación pagará todo.
52 ¡Pobres de ustedes, maestros de la Ley, que se adueñaron de la llave del conocimiento! Ustedes no entraron y no dejaron que otros entraran. 53 Cuando salió de ahí, los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a hostigarlo muy duramente, le pedían su parecer sobre un mundo de cosas, poniéndole trampas para ver si podían sorprenderlo en algún error.
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