2 Fíjense que estoy celoso de ustedes, y son celos de Dios, pues los he comprometido con Cristo, el único esposo, pensando presentárselos como una virgen pura. 3 Y ése es mi temor: la serpiente que sedujo a Eva con astucia podría también pervertirles la mente para que dejen de ser sinceros con Cristo.
4 Cualquiera puede llegar predicando a otro Jesús, no como se lo predicamos, y comunicarles un espíritu diferente del que recibieron, con un evangelio diferente del que han aceptado. ¡Y lo soportan!
5 Con todo, no creo ser en nada inferior a esos superapóstoles. 6 ¿Mi oratoria deja mucho que desear? De acuerdo; pero no mi conocimiento, como se lo he probado de mil maneras y en cualquier asunto.
7 Mi pecado, ¿no sería de haberme rebajado para que ustedes se elevaran, o de entregarles el mensaje del Evangelio sin cobrar nada? 8 A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas el sustento para servirlos a ustedes.
9 Cuando estuve entre ustedes y tuve necesidad, no quise ser carga para ninguno; son hermanos venidos de Macedonia los que me dieron lo necesario. Me cuidé de no ser en nada una carga para ustedes, y seguiré actuando de esa forma. 10 Por la verdad de Cristo que está en mí, les digo: este mérito nadie me lo quitará en tierra de Acaya.
11 ¿Por qué? ¿Acaso porque no los amo? ¡Dios lo sabe bien! 12 Pero así lo hago y lo seguiré haciendo, para quitar toda posibilidad a los que buscan el medio de competir conmigo y pasar por iguales a mí. 13 En realidad, son falsos apóstoles engañadores disfrazados de apóstoles de Cristo, 14 y esto no es maravilla, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 No es mucho, pues, que sus servidores se disfracen de servidores de la salvación; pero su fin será conforme a sus obras.
Pablo elogia al apóstol Pablo
16 Otra vez les repito: no me tomen por un loco; y si me toman por tal, soporten entonces que yo cante un poco mis propias alabanzas. 17 No hablaré el lenguaje de Cristo, sino el de la locura, haciendo resaltar mis propios méritos. 18 Puesto que tanta gente se gloría por motivos humanos, yo también me gloriaré. 19 Pero ustedes que son tan inteligentes, aguantan bastante bien a los locos. 20 Les gusta ser esclavizados y explotados, robados, tratados con desprecio y abofeteados en la cara. 21 ¡Qué vergüenza para mí, que me mostré tan débil con ustedes!
Pero a lo que otros se atreven, yo también me atreveré, aunque sea hablar como loco.
22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. ¿Son ministros de Cristo? 23 Empiezo a hablar como loco: yo lo soy más que ellos.
Más que ellos por mis numerosas fatigas. Más que ellos por el tiempo pasado en la cárcel. Por los golpes recibidos, sin ninguna comparación; ¡cuántas veces me encontré en peligro de muerte!. 24 Cinco veces los judíos me condenaron a los treinta y nueve azotes. 25 Tres veces me apalearon, una vez fui apedreado. Treces veces naufragué, y una vez pasé de un día y una noche en alta mar.
26 Tuve que viajar no sé cuántas veces con peligros en los ríos, con peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos. 27 Trabajos y fatigas, con noches sin dormir, con hambre y sed, en frecuentes ayunos, con frío y sin abrigo.
28 Además de estas y otras cosas, pesa sobre mí la preocupación por todas las Iglesias. 29 ¿Quién vacila que yo no vacile con él? ¿Quién tropieza sin que un fuego me devore?
30 Si es necesario alabarse, proclamaré las ocasiones en las cuales me sentí débil. 31 El Dios y Padre de Jesús el Señor, ¡bendito sea por todos los siglos! , sabe que no miento. 32 En Damasco el gobernador del Rey Aretas hizo vigilar la ciudad con intención de apresarme, 33 y tuve que ser descolgado por una ventana muralla abajo, metido en un canasto. Así escapé de sus manos.
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