11 2 Los alabo porque en todo se acuerdan de mí y porque guardan las tradiciones conforme se las he entregado.
3 Pero quiero recordarles que todo varón tiene a Cristo por cabeza, mientras que la mujer tiene al varón por cabeza; y Dios es la cabeza de Cristo. 4 Si un varón ora o profetiza, teniendo la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 Al contrario, la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, le falta el respeto a su cabeza. Es exactamente como si se la rapara. 6 Si una mujer no quiere llevar velo, que se corte el pelo. Si tiene vergüenza de cortarse el pelo y raparse la cabeza, que se ponga velo.
7 El hombre no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen de Dios y refleja su gloria, mientras que la mujer refleja la gloria del hombre. 8 En efecto, no fue el hombre formado de la mujer, sino la mujer del hombre. 9 Ni tampoco creó Dios el hombre para la mujer, sino a la mujer para el hombre. 10 Por tanto, en atención a los ángeles, la mujer debe llevar sobre su cabeza el signo de su dependencia.
11 Bien es verdad que en el Señor no se puede hablar del varón sin la mujer, ni de la mujer sin el varón. 12 Pues si Dios ha formado del hombre a la mujer, el hombre nace de la mujer, y ambos vienen de Dios.
13 Juzguen ustedes mismos: ¿les parece decente que una mujer ore a Dios en velo? 14 El mismo buen sentido nos enseña que para el hombre es vergonzoso dejarse crecer el pelo, 15 mientras que una larga cabellera es el orgullo de la mujer, y precisamente le ha sido dada para servirle de velo.
16 de todas maneras, si alguien quiere discutir, sepa que ésa no es nuestra costumbre ni es la costumbre en las Iglesias de Dios.
La última cena de Cristo
17 Siguiendo con mis advertencias, no los puedo alabar porque sus reuniones les hacen más mal que bien.
18 Primeramente, según lo oí, cuando se reúnen en asamblea, se notan divisiones entre ustedes. Y en parte lo creo. 19 Incluso tendrá que haber grupos rivales, a fin de que se vea quiénes de ustedes tienen virtud probada. 20 De manera que su reunión ya no es la Cena del Señor, 21 pues cada uno se adelante a tomar su propia comida y, mientras uno pasa hambre, otro se embriaga. 22 ¿No tienen ustedes casas para comer y beber? ¿O es que desprecian la Iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen? ¿Qué les diré? ¿Los aprobaré? En esto no.
23 Yo recibí esta tradición del Señor que, a mi vez, les he transmitido:
Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, 24 y después de dar lo partió, diciendo: “Esto es mi cuerpo que es entregado por ustedes: hagan eso en memoria mía.” 25 De la misma manera, tomando la copa después de haber cenado, dijo: “Esta es la Nueva Alianza en mi sangre. Siempre que beban de ella, háganlo en memoria mía.”
26 Así, pues, cada vez que comen de este pan y bebe de la copa, están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. 27 Por tanto, si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor.
28 Por eso, que cada uno examine su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa. 29 De otra manera, come y bebe su propia condenación al no reconocer el Cuerpo.
30 Esa es la razón por la cual se ven tantos enfermos entre ustedes, y tantos que son débiles, y varios han muerto. 31 Si nosotros tuviéramos más cuidado, el Señor no tendría que intervenir en contra nuestra. 32 El señor interviene para corregirnos, a fin de que no seamos condenados junto con este mundo.
33 En resumen, hermanos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros, 34 y si alguien tiene hambre, que coma en su casa. De esta manera no se reunirán para su condenación. Lo demás, ya lo dispondré cuando vaya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario