2 Señor, Dios mío, en el día grito, y de noche me lamento en tu presencia.
3 Llegue a ti mi oración, inclina tus oídos a mi voz.
4 Yo estoy colmado de males, y a punto de caer entre los muertos.
5 Me cuentan entre los que bajan al sepulcro. Soy semejante a un hombre ya sin fuerzas.
6 Mi cama está entre los muertos, soy como los cadáveres acostados en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas, desde que tu mano los soltó.
7 Me pusiste en lo más profundo de la fosa, en lugar oscuro, en un abismo inmenso.
8 Tu enojo pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.
9 Alejaste de mí a mis conocidos, me hiciste repugnante a ellos. Estoy encerrado y no puedo salir.
10 Los ojos se me nublan de pesar Señor, a ti clamo todos los días, hacia ti extiendo mis manos.
11 ¿Acaso haces tus milagros para los muertos? ¿O se levantarán ellos par alabarte? 12 ¿Se hablará de tu bondad y tu fidelidad en el sepulcro?
13 ¿Acaso conocen tus maravillas en el lugar de las tinieblas, celebrarán tu justicia en la tierra del olvido?
14 Pero yo, Señor, clamo a ti y de mañana a ti sube mi oración.
15 Señor, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué me escondes tu cara?
16 Soy pobre y maltratado desde niño. 17 Tengo que soportar tus terrores y me quedo sin fuerzas.
Tus enojos han pasado sobre mí, y tus espatos me han acabado.
18 Me rodean como las aguas todo el día, todos me estrechan al mismo tiempo.
19 Alejaste de mí a mis amigos y compañeros, y las tinieblas son mis familiares.
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