2 ¡Cómo te quiero, oh Señor, fuerza mía!
3 El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. ¡Oh mi Dios! ¡Roca en que me refugio, mi escudo, mi fuerza y mi salvación!
4 Invoqué al Señor, tan digno de alabanza y me salvó de mis enemigos.
5 La muerte me acechaba, los torrentes de Belial me asustaban, los lazos del Lugar Oscuro me rodeaban, 6 delante de mí habían preparado trampas mortales.
7 En mi angustia clamé al Señor, invoqué a mi Dios.
Y desde su templo oyó mi voz, llegó mi clamor a sus oídos.
8 La tierra se estremeció y tembló; los cimientos de los cerros se sacudieron, se conmovieron ante su furor.
9 Subía humo de sus narices, y de su boca salía un fuego devorador de ardientes brasas.
10 Inclinó los cielos y descendió, una oscura nube tenía bajo sus pies.
11 Montó en un querubín y voló, planeó sobre las alas del viento, envuelto en un manto de tinieblas.
12 Como toldo lo rodeaban nubes amontonadas y espesos nubarrones.
13 Un resplandor iba delante de él, y de sus nubes caían granizo con brasas ardientes.
14 Tronó el Señor desde los cielos, el Altísimo hizo oír su voz.
15 Lanzó sus saetas y dispersó los enemigos: salieron sus rayos y fueron derrotados.
16 El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del mundo aparecieron. Ante la amenaza del Señor, al soplar el aliento de su boca.
17 Desde lo alto extiende su mano y me toma, me saca de las profundas aguas.
18 Me libra del enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo.
19 Ellos me asaltaron cuando me iba mal, pero el Señor salió en mi ayuda; 20 me sacó a espacio abierto, me salvó porque me ama.
21 El Señor me recompensa según mis méritos y me paga conforme a la pureza de mis acciones.
22 Porque seguí los caminos del Señor, no hice el mal ni me aparté de Dios.
23 Tengo presentes todas sus decisiones y no me aparto de sus mandamientos.
24 Soy irreprochable ate él y me alejo de todo pecado.
25 El Señor me recompensa según mis méritos y conforme a la pureza de mis acciones ante él.
26 Con el piadoso te muestras piadoso, con el perfecto, perfecto.
27 Con el puro, puro, y con el astuto obras con astucia.
28 Tú salvas al pueblo humillado y humillas a los ojos orgullosos.
29 Señor, tú mantienes mi lámpara encendida: mi Dios ilumina mis tinieblas.
30 Contigo corro a la lucha, con ayuda de mi Dios asalto la muralla.
31 ¡Ningún tropiezo en el camino de Dios! La palabra del Señor es segura. El es un escudo para cuantos se acogen a él.
32 ¿Quién es Dios fuera del Señor? ¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?
33 Mi Dios me llena de fuerza y allana mis caminos.
34 El hace mis pies como de cierva y me quede de pie sobra la altura.
35 El adiestra mis manos para el combate, y mis brazos para estirar el arco de bronce.
36 Tú me prestas tu escudo salvador, y tu favor me agranda.
37 Alargas mis pasos cuando camino y mis tobillos no se tuercen.
38 Cuando persigo a mis enemigos, los alcanzo, y no vuelvo hasta haberlos exterminado.
39 Los derribo y no pueden levantarse, quedan en tierra bajo mis pies.
40 Me das fortaleza para el combate y doblegas a mis atacantes.
41 A mis enemigos les haces dar la espalda y puedo acabar con mis adversarios.
42 Ellos gritan, pero no h ay salvador; claman al señor, pero no les responde.
43 Los desmenuzo como el polvo de la tierra y los piso como el barro del camino.
44 Me libras de las rebeldías de mi pueblo y me haces triunfar de mis agresores.
45 Me pones a la cabeza de las naciones, me sirven pueblos que no eran míos. Los extranjeros buscan mi favor, en cuento hablo me obedecen.
46 Los extranjeros se desaniman y salen temblando de sus fortalezas.
47 ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Alabado sea Dios que me salva!
48 El Dios que me da la victoria y me somete los pueblos.
49 El Dios que me salva de mis adversarios y me libera de los violentos.
50 Por eso quiero alabarte, Señor, en medio de los pueblos, y cantar a tu Nombre.
51 Tú das más y más victorias a tu rey, y muestras compasión con tu ungido, con David y su descendencia para siempre.
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