hijos de Israel a quienes yo elegí:
2 Así les habla Yavé, su creador,
el que los formó desde el seno materno
y el que los socorre.
No teman, hijos de Jacob,
a quienes yo elegí, para que me sirvan.
3 Derramaré mi espíritu sobre tu raza
y favoreceré a tus descendientes
4 Crecerán como hierba regada,
como sauces a orillas de los ríos.
5 Uno dirá: Yo soy de Yavé,
otro llevará el nombre de Jacob,
un tercero escribirá en su mano: “De Yavé”,
y tendrá como apellido el nombre de Israel
6 Así habla el rey de Israel
y su redentor, Yavé de los Ejércitos:
“Yo soy el primero y el último;
no hay otro dios fuera de mí.
7 ¿Quién es igual a mí? Que se pare y lo diga,
que lo demuestre
y que presente pruebas delante de mí.
¿Quién anunció lo que debía pasar
y nos dijo con anticipación las cosas futuras?
8 No se asusten ni tengan miedo:
¿no se lo había anunciado desde hace tiempo?
¡Ustedes son testigos de que no hay otro Dios fuera de mí!
¡Y no existe, tampoco, otra Roca que yo sepa!”
Burla contra los que adoran a los ídolos
9 Todos los que se dedican a tallar estatuas de dioses no son nada, y sus obras preferidas no sirven para nada. Sus partidarios no ven ni entienden nada. Por eso, se quedarán todos avergonzados. 10 ¿Quién fabrica un dios o funde una estatua que de nada sirve? 11 De ahí que los partidarios de este dios no sabrán qué hacer y sus fabricantes se pondrán colorados. Que se reúnan todos y que se presenten. Verán cómo sentirán, al mismo tiempo, miedo de y vergüenza. 12 El herrero trabaja con la fragua y a martillazos da forma a su obra; la trabaja con la fuerza de sus brazos. Siente hambre y se cansa y se agota. 13 El carpintero mide la madera, dibuja a lápiz la figura, la trabaja con el cincel y le aplica el compás. Lo hace siguiendo las medidas del cuerpo humano, y con cara de hombre, para que pueda vivir en un templo hecho de cedro. 14 Para esto tuvo que escoger un ciprés o un roble entre los árboles del bosque, o bien plantó un laurel que la lluvia hizo crecer. 15 Todo esto le sirve para hacer fuego, para calentarse y para cocer el pan. Pero también fabrica con esa madera un dios para agacharse delante de él; se hace un ídolo para adorarlo. 16 Echa la mitad al fuego, pone a asar la carne sobre las brasas, y cuando está listo, se come el asado hasta quedar satisfecho. Al mismo tiempo, se calienta y dice: “Me caliento, mientras miro las lamas.” 17 Y con lo que sobre se fabrica su dios, su ídolo, ante el cual se agacha, se tira al suelo, y le reza diciéndole_ “Sálvame, pues tú eres mi dios.”18 No saben ni entienden. Sus ojos están tapados y no ven; su inteligencia no se da a la razón. 19 No reflexionan ni son capaces de pensar o entender y decirse: “He echado la mitad, al fuego, he puesto a cocer el pan sobre las brasas, he asado la carne que me comí, y ¿con lo que sobra voy a hacer esta tontería? ¡Y me voy a agachar ante un trozo de madera!”20 Ese es un hombre que se alimenta de cenizas; tiene su corazón engañado y se perderá. No será capaz de salvar su vida ni de preguntarse: “Esto que tengo en mis manos, ¿no serán puras mentiras?”
hago que los sabios se retiren
y que su ciencia no acierte
26 Yo confirmo las palabras de mi servidor
y procuro que tengan éxito los planes de mis delegados.
Yo digo a Jerusalén: “Volverás a ser habitada.”
y a las ciudades de Judá: “Serán reconstruidas.”,
pues las levantaré de entre sus ruinas.
27 Yo digo al océano: “¡Sécate!”,
y dejo a los ríos sin agua.
28 Yo soy también el que dice a Ciro: “Tú eres mi pastor”,
tú darás cumplimiento a todos mis deseos.
Yo digo de Jerusalén: “¡Qué la levanten!”
y del templo: “¡Que lo edifiquen!”
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