unos más jóvenes que yo
y cuyos padres para mí, no eran dignos
ni de mezclarse con los perros de mi ganado.
2 Incluso sus brazos, ¿de qué me podían servir?
pues debilitados por el hambre y la miseria,
ya no tenían fuerzas.
3 Roían las raíces de la estepa,
hijos de una tierra desolada y árida,
4 recogían hierbas por los matorrales,
su pan eran las raíces de retama.
5 Los expulsaban de la sociedad,
y se gritaba tras ellos como trae un ladrón,
6 por lo que moraban en lo abrupto de los torrentes,
en huecos de la tierra y de las rocas.
7 Rugían entre las zarzas,
y se reunían bajo los espinos.
8 Hijos de ruines, hijos de desconocidos,
los arrojaban del país.
9 Ahora, sin embargo, les sirvo de canción y soy objeto de sus burlas.
10 Se espantan al verme y se alejan
y sin miramientos escupen a mi paso.
11 Me maltrata el esclavo suelto,
el peón que ayer nomás debía callarse.
12 A mi derecha se levantan acusadores,
que ponen una red ante mis pies,
abren hacia mí caminos,
13 han destruido mi sendero para perderme,
atacan y nadie los detiene.
14 Llegan como por una ancha abertura,
se revuelven debajo de los escombros.
15 Los terrores se han vuelto contra mí,
el viento se llevó mis esperanzas,
mi salvación se me fue como una nube.
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