+ 2 1 El Angel de Yavé subió de Guilgal a Boquim, donde estaban reunidos los
israelitas y les dijo: “Yo los saqué de Egipto y los traje a la tierra que les
había prometido a sus padres. Les había dicho: “No romperé jamás mi alianza con
ustedes, 2 pero ustedes no harán alianza con los cananeos, sino que destruirán
sus altares.” Pues bien, ustedes no han
obedecido. 3 ¿Por qué se portaron así? Y ahora yo no expulsaré a estos pueblos
antes ustedes. Ellos serán sus opresores y los dioses de ellos serán una trampa
para ustedes.”
4 Cuando terminó de hablar el Angel de
Yavé, todos los israelitas comenzaron a llorar a gritos. 5 Por eso llamaron a
aquel lugar Boquím, que significa “los que lloran”, y ofrecieron sacrificios a
Yavé.
6 Josué despidió al pueblo y los
israelitas se fueron cada uno a su heredad para ocupar el país. 7 El pueblo
sirvió a Yavé en vida de Josué y de los jefes que le sobrevivieron y que habían
sido testigos de todas las grandes hazañas de Yavé en favor de Israel. 8 Josué, hijo de Nun, siervo de
Yavé, murió a la edad de ciento diez años. 9 Lo enterraron en el término de su
heredad, en Timna-Heres, en los cerros de Efraín, al norte de la montaña de
Gaas. 10 Toda aquella generación murió y le sucedió otra que no conocía a Yavé
ni lo que había hecho por Israel.
La moraleja del libro
*Los israelitas se portaron muy mal
con Yavé y sirvieron a los Baales. 12 Abandonaron a Yavé, Dios de sus padres,
que los hizo salir de Egipto, y sirvieron a otros dioses de los pueblos
vecinos. Se postraron ante esos dioses y ofendieron a Yavé.
13 Al ver Yavé que lo abandonaban
para servir a Baal y a Astarté, se enojó contra su pueblo, entregándolo en
manos de saqueadores que los dejaron en la miseria. 14 El mismo los vendió a
sus enemigos que de todas partes se echaban sobre ellos, y no podían hacerles
frente. 15 Cuando se sentían con fuerza para atacar, Yavé se ponía contra ellos
y les mandaba la mala suerte, como se lo había advertido y dicho con juramento.
Así que su situación llegó a ser muy angustiosa.
16 Yavé hizo que se levantaran
“jueces”, o sea, libertadores, que salvaron a los israelitas de sus explotadores.
17 Pero ni aun a esos “jueces” obedecían, sino que se prostituían a otros
dioses y los adoraban. Pronto se desviaron del camino de sus padres, que obedecieron
los mandamientos de Yavé: ellos no hicieron así.
18 Cuando Yavé hacía surgir un juez,
estaba con él y los salvaba de sus enemigos; esto duraba mientras vivía el
juez, ya que Yavé se compadecía del lamento de su pueblo, oprimido y
perseguido. 19 Pero, cuando moría el juez, volvían a caer peor que sus padres,
adorando y sirviendo a otros dioses: no habían renunciado a sus prácticas y su
terco obrar.
20 Yavé se enojó y dijo: “Esa gente rompió la Alianza que yo
había hecho con sus padres y no quieren obedecerme. 21 Pues bien, yo tampoco
echaré de delante de ellos a ninguno de los pueblos que quedaron al morir
Josué, 22 y probaré a Israel por medio de esos pueblos para saber si al fin
seguirán mis caminos como hicieron sus padres.”
23 Así, pues, Yavé dejó subsistir ess
naciones y no les quitó tan pronto el territorio; por esa misma razón no los
había entregado en manos de Josué
+ El “Angel de Yavé” sube de Guilgal,
primer santuario israelita en Palestina, al lado del Jordán, hasta Betel.
Sabemos que el Angel de Yavé es una manera de designar al mismo Yavé, porque el
autor sabe que no se puede ver a Dios, sino a una representación suya.
El pecado está en no haber destruido
la cultura y la religión de los cananeos. Pensemos en estos comienzos: la fe
verdadera está en medio de algunas tribus, sin jefe ni organización, y penetra
en una civilización más rica, pero pagana. La historia nos enseña que cuando un
pueblo cambia su manera de vivir, cambia también su forma de religión. Basta
ver lo que sucede ahora cuando gran parte de la humanidad está pasando de una
civilización rural y tradicional a una civilización urbana e industrial. Muchos
hombres están tentados de dejar su religión para adoptar una manera de vivir en
que, a primera vista, no hay lugar para la fe de sus padres.
Israel va a conocer muchas pruebas y
desgracias. Sin embargo, se producirá el milagro:; la fe en el Dios único no se
perderá, sino que más bien se afianzará.
*Empieza
una segunda introducción al libro de los Juees, en que, después de recordar la
muerte de Josué (ver Jos 24,31) se dan
las causas reales de los acontecimientos que van a suceder.
La primera
causa de las desgracias de Israel, que no puede eliminar al cananeo, es su
infidelidad a Yavé; pero el libro da también otras explicaciones:
-Dios deja
subsistir al enemigo para poner a prueba a su pueblo (2,22);
-para
ejercitarlo en la guerra. 3,2;
-para que el
país no se transforme en desierto y se multipliquen las fieras, Ex 23,29; Deut
7,22.
Ese texto
nos presenta la lección que resulta de todo el libro y que ya encontramos en
Deut 4,1-31.
La
destacamos en la introducción al presente libro.
Dios actúa
siempre como un educador. Ya que Israel era todavía un pueblo muy primitivo y
que solamente entendía lo que se ve y se toca, Dios lo conducía con premios y
castigos materiales. Más tarde, cuando Israel haya progresado en su fe, Dios
dará a entender que los verdaderos premios y castigos no son los de esta vida.
Abandonaron
a Yavpe para sentir a Baal. Baal (o sea, Señor)
era cualquier dios cananeo, con preferencia el que da la lluvia. Las Astartés eran
las diosas, con preferencia las de la tierra y de la fertilidad.
Entonces
Yavé hizo que se levantaran líderes. Se nombraba “jueces” a los jefes o
caudillos que por un tiempo ejercían el poder. Porque en ese tiempo juzgar a un pueblo y gobernar significaba lo mismo (ver
Introducción). En el presente libro escribiremos muchas veces líderes, porque
esta palabra dice con más exactitud lo que eran los “jueces”.
A continuación, el capítulo 3
presenta a tres de esos Jueces.
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