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Las nueves leyes del culto
44 1 Y me hizo volver hacia la puerta del santuario exterior, la que miraba al oriente y estaba cerrada. 2 Y me dijo Yavé: “Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y no pasará nadie por ella; porque por ella ha entrado Yavé, Dios de Israel, y permanecerá cerrada. 3 El propio príncipe, por ser príncipe, se sentará en ella para comer el pan en la presencia de Yavé; llegará por el camino del vestíbulo y saldrá por ahí mismo.” 4 Y me llevó por el camino de la puerta del norte hacia la fachada de la Casa. Miré y vi que la Gloria había llenado su Casa y me postré sobre el rostro. 5 Y me dijo Yavé: “Hijo de hombre, considera en tu corazón, mira atentamente y escucha con cuidado todo lo que digo acerca de las ceremonias de la Casa de Yavé y en orden a las leyes que le tocan. Aplicarás tu corazón a observar los ritos del templo en todas las cosas que se practican en el santuario. 6 Y dirás: Al pueblo rebelde, al de Israel, esto dice Yavé: Gente de Israel, basta ya de todas sus maldades 7 que cometían al introducir gente extranjera no circuncidada ni en carne, ni en el corazón, para que entren a mi santuario. Ellos profanaban mi casa cuando ustedes me ofrecían los panes, la grasa y la sangre. Así ustedes rompían mi alianza además de todas sus maldades. 8 No han guardado las leyes de mi santuario sino que a ésos los pusieron como ministros de mi santuario.
9 Eso dice Yavé: Ningún extranjero no circuncidado en el corazón, ni en la carne, ningún hijo de extranjero que habite entre los hijos de Israel, entrará a mi santuario. 10 Incluso los descendientes de Leví, que en la apostasía de los hijos de Israel se alejaron de mí, y se desviaron detrás de sus ídolos, pagarán su maldad. 11 Estos serán porteros de las puertas de mi Casa, y sirvientes de ella; ellos degollarán los animales ofrecidos en holocausto por el pueblo y estarán ante él para servirlo, 12 ya que sirvieron a los ídolos y fueron ocasión de escándalo para Israel, llevándolos al pecado, por eso levanté mi mano contra ellos y pagarán su maldad, dice Yavé.
13 Y no se acercarán a mí para ejercer las funciones de sacerdotes míos; ni se llegarán a ninguna de mis cosas santas ni santísimas; sino que cargarán con la confusión y la pena de las maldades que cometieron. 14 Los pondré; por eso, de porteros en la Casa y sirvientes de ella, para todo cuanto se necesite.
15 Pero los sacerdotes levíticos, hijos de Sadoc; que observaron las ceremonias de mi santuario, cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, éstos se acercarán a mí para servirme, y estarán en mi presencia para ofrecerme la gordura y la sangre. 16 Dice Yavé: Ellos entrarán en mi santuario y se presentarán ante mi mesa para servirme; ellos cuidarán mis ceremonias.
17 Y en cuanto entren en las puertas del patio interior, se vestirán de ropas de lino; no llevarán encima nada de lana, mientras ejercen su ministerio dentro de las puertas del patio interior y en la Casa. 18 Llevarán turbantes de lino en la cabeza, y también usarán calzoncillos de lino. No usarán nada que los haga transpirar. 19 Cuando salgan al patio exterior se quitarán las vestiduras con que ejercen el ministerio. Las dejarán e las piezas del santuario y se vestirán con otras ropas para no contaminar al pueblo con sus vestiduras sagradas.
20 No se raparán la cabeza, ni se dejarán crecer el cabello, sino que lo cortarán cuidadosamente. 21 Cuando el sacerdote tenga que entrar al atrio no beberán vino. 22 No se casarán con viuda ni con repudiada, sino con una virgen de raza israelita, pero también podrán casarse con viuda de otro sacerdote. 23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano, entre lo puro y lo impuro. 24 Ellos son los que juzgarán en los pleitos, juzgarán según mis leyes, observarán mis leyes y preceptos en todas mis solemnidades y santificarán mis sábados.
25 No se acercarán donde haya un cadáver, para no contaminarse. Solamente si se trata de padre, madre e hijo, hermano o hermana que no haya tenido marido, podrán contraer la impureza. 26 Y cuando se hayan purificado de esta impureza se les contarán siete días. 27 Y el día que entren en el santuario, en el atrio interior para ejercer mi ministerio, presentarán la ofrenda por el pecado, dice Yavé.
28 Los sacerdotes no tendrán propiedades; Yo soy su bien, a ellos no se les dará ninguna heredad en Israel, porque Yo soy su heredad. 29 Ellos comerán de la ofrenda de harina, de la víctima ofrecida por el pecado y por el delito; y todas las ofrendas que Israel haga por voto serán de ellos. 30 De los sacerdotes serán también las primicias de todo y la mejor parte de toda clase de primicias de las masas para que esto atraiga la bendición sobre las casas de ustedes. 31 Los sacerdotes no comerán cosa de ave o animal que haya muerto por sí mismo o desgarrado por otro animal.