martes, 7 de diciembre de 2010

10

10 1 Israel era una viña excelente que daba uva en abundancia. Cuanto más aumentaba su producción, más multiplicaba sus altares; mientras más prosperaba el país, más embellecía sus monumentos paganos.
2 Su cariño está repartido, pero no lo van a pagar, Yavé mismo derribará sus altares y demolerá sus monumentos. 3 Ahora andan diciendo: “Nos quedamos sin rey por no haber respetado a Yavé. Pero, ¿qué podía haber hecho el rey a favor nuestro?” 4 Y mientras decían estas cosas, juraban en falso y celebraban convenios, sin pensar que preparaban su sentencia como crece la hierba venenosa entre los surcos de los sembrados. 5 Los habitantes de Samaria se lamentan por sus terneras de Betaven; su pueblo hace duelo por el ternero, junto con los sacerdotes que lo pasaban bien con él. Pues a su glorioso ídolo, 6 se lo llevaron lejos a Asiria, como regalo para el gran rey. Para Efraím será una afrenta: ¡qué vergüenza para Israel! 7 Su rey será sacado de Samaria como se limpia la espuma de la superficie de un estanque.
8 Sus santuarios situados en lugares altos, donde pecaba Israel, serán destruidos, zarzas y cardos cubrirán sus altares. Entonces dirán a las montañas: “Escóndannos”, y a los cerros: “Caigan sobre nosotros.”
9 Desde aquel día, en Guibea, que estás pecando, Israel, no has cambiado nada. ¿No serán castigados como lo fueron los malvados en Guinea? 10 Yo los castigaré y las naciones se juntarán contra ellos por su doble crimen.

Amenazas y llamamiento a la conversión

11 Efraím es una vaquilla bien domesticada, acostumbrada a trillar; sin embargo, yo pondré un pesado yugo sobre su hermosa cabeza para que tire. 12 Israel arará, Jacob rastrillará. Siembre, pues, conforme a la Ley, para que cosechen amor; cultiven lo que está sin cultiva. Ahora busquen a Yavé hasta que venga a traerles la justicia.
13 Pero ustedes han sembrado el mal, han cosechado la injusticia y se han comido el fruto de la mentira. Ya que tú te ufanabas de tus carros y de tu ejército numeroso, 14 reinará la confusión en tus ciudades y serán demolidas tus fortalezas, como pasó cuando Salmán destruyó a Betabel y que aplastaron a las madres con sus hijos entre los brazos. 15 Así te voy a tratar, Israel, por tu inaudita maldad. El huracán arrasará para siempre a los reyes de Israel.

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