martes, 7 de diciembre de 2010

7

7 1 Justamente cuando quería sanar a Israel, he descubierto el pecado de Efraím y la malicia de Samaria, pues no actuaron con sinceridad. En efecto, los ladrones roban en las casas y los bandidos asaltan los caminos. 2 Pero ellos ni se preocupan en pensar que yo tengo presente su maldad. Ahora mismo sus obras están delante de mí acusándolos.
3 Entusiasman al rey con su astucia, y a los cortesanos con sus mentiras. 4 Todos están ardiendo de pasión, calientes como un horno que ha dejado encendido el panadero mientras amasa y espera que la masa se levante.
5 El rey se pone a beber con los malvados, y él con sus cortesanos cae al suelo bajos los efectos del vino. 6 Mientras tanto el ánimo de los conspiradores se va enardeciendo y termina por estallar, como ocurre con un horno que, apagado durante la noche, se enciende al amanecer. 7 Y una vez que estalla la conspiración, devora como en un honor a sus gobernantes. Así han perecido todos sus reyes sin que ninguno de ellos me pidiera auxilios.
8 Efraím se mezcla con otros pueblos. Efraím es una tortilla que se ha quemado por un solo lado. 9 Los extranjeros consumen sus energías sin que se dé cuenta. Su cabeza está de canas y él no lo nota. 10 Su misma arrogancia condena a Israel, pero no se han vuelto a Yavé, su Dios, ni tratan, a pesar de todo, de buscarlo. 11 Efraím es como una paloma tonta y sin juicio, pues o bien llaman a Egipto. O bien parten a Asiria. 12 Pero, adonde quiera que vayan, yo les pondré una trampa y caerán como las aves del cielo, castigaré por todas sus maldades.
13 Por haberse alejado de mí serán unos desgraciados y, por haberme traicionado, les sobrevendrán calamidades. Yo quería liberarlos pero ellos me calumniaban. 14 Cuando gemían en sus lechos, no se acordaron de invocarme sinceramente, cuando les faltaba el trigo o el vino, se lastimaban, pero seguían alejados de mí.
15 Yo les di la fuerza necesaria, pero la emplean en maquinar contra mí. 16 Piden auxilio pero no lo encuentran; son como un arco que no apuntan. Sus jefes morirán acuchillados, por haber proferido tantas injurias. Y en Egipto se reirán de ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario