sábado, 4 de febrero de 2012

11


*11 1 Ama, pues, a Yavé, tu Dios, y cumple cuanto te tiene ordenado: sus leyes, normas y mandamientos. 2 Ustedes, a quienes me dirijo, entienden todo esto. Tal vez sea más difícil para sus hijos que no conocieron las lecciones de Yavé, ni la grandeza y la fuerza con que actuó. 3 Pero ustedes vieron los milagros y señales que obró en egipto contra Faraón y contra todo el país, 4 y lo que hizo con el ejército egipcio, con sus caballos y sus carros, cuando los sepultó bajo las aguas del Mar Rojo, destruyéndolos cuando nos perseguían.

5 Acuérdate también de cuanto ha hecho Yavé por ustedes en el desierto, hasta que llegaron a este lugar. 6 Lo que hizo con Datán y Abirón, hijos de Eliab, de la tribu de Rubén, cuando la tierra abrió su boca y los tragó en medio de todo Israel, con toda su familia, sus tiendas y sus seguidores. 7 Ustedes han visto con sus propios ojos, todas estas grandes maravillas que hizo Yavé. 8 Por eso, guarden todos estos mandamientos que yo les doy, para que cobren fuerza y tomen posesión de la tierra a donde van a pasar para apoderarse de ella. 9 Y prolongarán sus días en el país que Yavé juró dar a sus padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel.
10 Porque la tierra que van a poseer, no es como el país de Egipto de donde salieron, en el cual después de haber sembrado había que regar a fuerza de brazos, como en las huertas, 11 sino que es tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo. 12 De esta tierra cuida Yavé, tu Dios, y sus ojos están constantemente puestos en ella, desde que comienza el año hasta termina.
13 Si obedeces puntualmente los mandamientos que te entrego hoy, si amas a Yavé y me sirves con todo tu corazón y toda tu alma, 14 yo daré a tus tierras la lluvia a su tiempo, en otoño y en primavera, podrás cosechar tu trigo, vino y aceite. 15 Tu campo te dará hierba para tu ganado y comerás hasta saciarte. 16 Ten cuidado de que no se pervierta tu corazón. Si te desvías, si sirves a otros dioses y te postras ante ellos, la ira de Yavé se encenderá contra ti. 17 Cerrará los cielos y no habrá más lluvia; la tierra no dará sus frutos y pronto desaparecerás en esta espléndida tierra que Yavé te da.
18 Pon estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente. 19 Enséñaselas a tus hijos. Habla de ellas, sea que estés sentado en tu casa o que vayas de viaje, cuando te acuestas o cuando te levantas, 20 las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. 21 Entonces tus días y los de tus hijos se prolongarán en la tierra que Yavé juró dar a tus padres, y permanecerás en ella mientras permanezca el cielo sobre la tierra.
22 Porque, si ustedes guardan los mandamientos que yo les mando practicar, si aman a Yavé y siguen sus caminos, abrazándose a él. 23 Yavé destruirá todas esa naciones delante de ustedes y, por más que sean naciones grandes y poderosas, ustedes les quitarán la tierra.
24 Todo lugar donde pongan el pie, será de ustedes; desde el desierto hata el Líbano y desde el río Eufrates hasta el mar occidental, se extenderá su territorio. 25 Nadie podrá resistirles; en toda la extensión de la tierra que han de pisar. Yavé hará que, al oír hablar de ustedes, los pueblos teman y tengan miedo, como él les ha dicho.

 (o) 26 Miren que en este día yo pongo delante de ustedes la bendición y la maldición. 27 Bendición si obedecen los mandamientos de Yavé que yo les prescribo hoy; 28 maldición, si desobedecen dichos mandamientos y se desvían del camino que yo ahora les muestro, para seguir a dioses extraños que no son suyos. 29 Cuando Yavé, Dios de ustedes, los haya introducido en la tierra que van a conquistar, pondrán la bendición sobre el monte Ebal. 30 (Estos montes están al otro lado del Jordán, detrás del camino del oeste, en el país de los cananeos que habitan en la Arabá, frente a Guilgal, cerca de la encina de Moré) 32 Ustedes ahora van a pasar el Jordán para tomar posesión de la tierra que Yavé les da. Ustedes la tomarán y se establecerán en ella; 32 y cuidarán de cumplir todas las leyes y preceptos que les propongo ahora.

*A ustedes que vieron los milagros les digo: acuérdense. Se repiten las mismas enseñanzas. Israel seguirá seguro en su tierra si las  generaciones futuras no olvidan lo que Yavé hizo por sus padres. Por eso, los que presenciaron los hechos maravillosos de Dios tienen la obligación de enseñárselos a sus hijos.
La fe no es una doctrina, sino más bien la comprensión de algo que nos tocó vivir. El creyente ha sido liberado por su fe; uno ha sido liberado del alcoholismo; otro del egoísmo; otros ven cómo su comunidad cristiana ha transformado el ambiente en que vivían.
En cualquier siglo, la manera de los padres para educar la fe de sus hijos es participarles su propia experiencia religiosa y mostrarles cómo encontraron al Dios vivo. La fe se transmite de persona a persona.

(o) Aquí se habla en forma alusiva de la Alianza celebrada por Josué (Josué 8,30)

No hay comentarios:

Publicar un comentario