lunes, 21 de junio de 2010

62 (61)

En Dios descansa el alma mía.- El creyente mismo se siente fascinado por el dinero, la fuerza, el placer. Pero todas estas cosas al tener la pretensión de responder a nuestra esperanza, son mentirosas, pues son incapaces de llenar nuestro corazón. Son cosas que no tienen peso y que pasan, mientras que Dios es la plenitud de todo y a él nadie lo puede derribar.

2 En Dios solo descansa el alma mía
de él viene mi salud;
3 mi salvación, mi roca sólo es él,
mi fortaleza, no he de vacilar.

4 ¿Por qué contra uno solo se abalanzan
y entre todos le pegan,
como si fuera un muro que se inclina
o una pared que cae?
5 Engaños, nada más, son sus proyectos,
su placer es mentir,
con lo falso en la boca ellos bendicen
y en su interior maldicen.

6 En Dios solo descansa el alma mía
de él viene mi salud;
7 mi salvación, mi roca sólo es él,
mi fortaleza, no he de vacilar.

8 En Dios está mi gloria y salvación,
la roca de mi fuerza.

9 En Dios me abrigo,
siempre en él confíen
la gente de mi pueblo;
pongan el corazón ante sus ojos,
Dios es nuestro refugio.

10 Son sólo un soplo los hijos de Adán,
El hombre, una mentira;
si a pesarse llegaran todos juntos,
ni un soplo pesarían.

11 No se confíen tanto en la violencia,
ustedes que se llenan de rapiña,
el corazón no apeguen
a las riquezas, cuando se acrecientan.

12 Una vez Dios habló,
dos veces yo lo oí.
13 Que de Dios es la fuerza,
tuya, oh Señor, la gracia.
Tú pagas a los hombres
de acuerdo con sus obras.

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