viernes, 18 de junio de 2010

63 (62)

De ti tiene sed mi alma.- Por deseables que sean todas las riquezas del mundo, el nombre se halla siempre en un desierto hasta que haya encontrado la fuente de agua viva, Dios.

2 Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco,
mi alma tiene sed de ti,
en pos de ti mi carne desfallece
cual tierra seca, sedienta, sin agua.

3 Yo quiero contemplarte en el santuario
para admirar tu Gloria y tu poder.
4 Pues es mejor tu amor que la existencia,
tu alabanza mis labios contarán;
5 podré así bendecirte mientras viva
y levantar mis manos en tu Nombre.

6 Como de carne sabrosa me hartaré,
te elogiaré con labios jubilosos.

7 Cuando estoy acostado pienso en ti,
y durante la noche en ti medito,
8 pues tú fuiste un refugio para mí
y me alegré a la sombra de tus alas;
9 mi alma se estrecha a ti con fuerte abrazo
encontrando su apoyo en tu derecha.

10 Mas aquellos que tratan de perderme
irán a los abismos de la tierra,
11 serán muertos al filo de la espada,
servirán de festín a los chacales.

12 El rey se sentirá feliz en Dios;
cuantos juran por él se gloriarán,
mas la boca del hombre mentiroso,
en silencio, cerrada quedará.

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