lunes, 21 de junio de 2010

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Oración de un desterrado.

2 Dios mío, oye mi clamor, atiende a mi oración.
3 Clamo a ti desde el fin de la tierra, cuando ya me desfallece el corazón.
4 Llévame a la roca que no puedo alcanzar, pues tú eres mi refugio y mi torre fortificada contra el enemigo.
5 Ojalá que yo viva en tu tienda para siempre, y me refugie al abrigo de tus alas.
6 Porque tú, Dios mío, escuchaste mis votos, tú cumples los deseos de los que temen tu Nombre.
7 Agrega días a los días del rey y que sus años no tengan fin, que reine eternamente ante Dios, 8 que tu gracia y fidelidad siempre lo conserven.
9 Entonces cantaré en todo tiempo a tu Nombre y cumpliré mis promesas día tras día.

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