viernes, 4 de junio de 2010

122 (121)

Iremos a la casa del Señor.- Himno de entusiasmo y alegría del peregrino al llegar al Templo de Jerusalén. Admiración del edificio. Orgullo al ver acudir las muchedumbres. Y algo todavía más profundo: una experiencia de convivencia con otros creyentes.

1 Me puse alegre cuando me dijeron:
“Iremos a la casa del Señor.”
2 Ahora nuestros pasos se detienen,
Jerusalén, delante de tus puertas.

3 Jerusalén ha sido edificada
como ciudad que forma un buen conjunto;
4 allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

A alabar, como es ley en Israel,
el Nombre del Señor.
5 Pues allí es donde están
la justicia y la casa de David.

6 Para Jerusalén pidan la paz:
¡que disfruten de paz tus moradores!
7 ¡Que la tranquilidad reine en tus muros
y dentro de tus fuertes!

8 Por el amor que tengo a mis hermanos
y a mis amigos, déjenme decir:
“Que vivas siempre en paz.”

9 Por la casa del Señor que es nuestro Dios,
te deseo pura felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario