martes, 10 de abril de 2012

32



32 1 Labán se levantó muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas, los bendijo y se fue. Asi volvió Labán a su lugar.
2 Jacob siguió su camino y le salieron al encuentro Angeles de Dios. 3 Al verlos dijo Jacob: “Este es un campamento de Dios  por eso llamó a aquel lugar Majanaim.

Jacob lucha contra Dios

 4 Antes de que Jacob fuera a ver a su hermano Esaú, que vivía en Seir, en los campos de Edom, le mandó unos mensajeros, 5 con orden de decirle lo siguiente: “Este recado te manda tu servidor Jacob: He vivido con Labán y con él he permanecido  hasta hoy. 6 He adquirido bueyes y burros y ovejas, mozos y sirvientas y he querido avisarte para que no te parezca mal.”
7 Al volver los menssajeros dijeron a Jacob: “Hemos ido donde tu hermano Esaú y él mismo viene ahora a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”
8 Jacob  tuvo mucho miedo y se desesperó. Dividió en dos campamentos a la gente que estaba con él (igual que al ganado, las ovejas y los camellos), 9 pues pensaba: Si llega Esaú a uno de los campamentos y lo ataca, el otro se salvará.” 10 Luego se puso a orar: “Yavé, Dios de Abraham y de  mi padre Isaac, tu me dijiste: Vuelve a tu tierra y a tu patria, que yo seré bueno contigo, 11 yo no soy digno de todos los favores que me hiciste, y de tanta bondad que has tenido conmigo. Al partir, no tenía más que mi bastón cuando atravesé el Jordán, y ahora, al volver, tengo como para hacer dos campamentos. 12 Protégeme de la mano de  mi hermano Esaú, pues temo que venga y nos mate a todos sin perdonar ni a la madre ni al hijo. 13 ¿No fuiste tú quien me dijo: Te colmaré de bienes y haré a tu descendencia tan numerosa como la arena del mar que nadie puede contar?”
14 Y pasó ahí aquella noche.
Y de todo cuano tenía tomó algo para enviárselo como regalo a su hermano Esaú: 15 doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 16 treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte mulas y diez burros. 17 Luego los separó en diversos grupos y se los pasó a sus servidores con esta orden:”Vayan delante de mí dejando una distancia entre un grupoy otro.” 18 Al primero le recomendó: “Cuando te encuentre mi hermano Esaú y te pregunte quién eres, tú y a dónde vas y de quién es el rebaño que vas guiando, 19 le contestarás: “Somos gente de tu siervo Jacob, es un regalo que él envía a mi señor Esaú, ya que él mismo viene detrás de nosotros.” 20 Dio esta misma orden al segundo, después al tercer y así a todos los que acompañaban a los rebaños. Y les dijo: “Así han de hablar a Esaú cuando lo encuentren: 21 Mira, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Pues Jacob pensaba: “lo aplacaré con los regalos que le envío delante y, cuando después me encuentre frente a él, quizá me reciba sin enojo.” 22 Envió entonces los regalos delante de él y él permaneció esa noche en el campamento.

¡ 23 Durante la noche se levantó, tomó a sus dos esposas, sus dos sirvientas y a sus once hijos, y los hizo pasar el vado de Yaboc, 24 al igual que todo lo que traía consigo. Y Jacob se quedó solo.
25 Luego un hombre luchó conél hasta el amanecer. 26 Este, viendo que nolo podía vencer, le dio un golpe a Jacob enla ingle, mientras luchaban y le dislocó la cadera.
27 Dijo el hombre: “Suéltame, mira que ya amanece”, Jacob contestó: “No te soltaré hasta que me hayas bendecido.” 28 El otro preguntó: “¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: “Jacob.” 29 “En adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o ea Fuerza de Dios, porque has luchado con Dios y con los hombres y saliste vencedor.!
30 Jacob le dijo: “Dime ahora tu nombre.” El le contestó: “¿Para qué quieres saberlo?”, y dio allí mismo la bendición a Jacob.
31 Jacob llamó a aquel lugar Panuel, es decir, Cara de Dios. Pues decía:Vi la cara de Dios y me salvé. 32 Al amanecer, cojeando, dejó este lugar.

33 Por eso los hijos de Israel no comen, todavía hoy, el nervio del muslo, porque tocó a Jacob en la ingle y le hirió el nervio del muslo.

 Las bendiciones de Dios acompañan a Jacob prófugo. Trabajador incansable, después de quince años, tiene dos esposas, numerosos hijos y enseres sin número. Entonces es cuando vuelve a su patria y se presenta a enfrentarse con Esaú, su hermano y rival.
Jacob tuvo mucho miedo y se desesperó. Angustiado, Jacob eleva una oración a Dios, recordándole precisamente su Promesa y sus "fidelidades", o sea, todo lo que hizo por él y sus padres. Y Dios le responde a su manera, en forma algo misteriosa, en la visión de la noche.


¡Un hombre luchó con él hasta el amanecer. Es un enfrentamiento entre Dios y Jacob, Dios acepta ser vencido y confirma su bendición.
Algunas veces uno se descubre a sí mismo en el sueño mejor que estando despierto. Así pasa con Jacob; al luchar esa noche con Dios, comprende que sus trabajos y pruebas han sido más que un enfrentamiento con la sociedad y los hombres, una lucha con Dios. El prometió el éxito, pero no lo dará antes de que Jacob haya llegado al extremo de sus fuerzas.
Y porque Jacob comprende mejor el motivo de tantas pruebas y demoras, también se dirige personalmente al que ahora le tiene el camino cerrado y sólo puede cambiar las disposiciones de Esaú. Jacob se hace fuerte contra  Dios; no le pide un favor, una ayudita, sino que le exige que cumpla sus promesas: no te soltaré antes de que me hayas dado tu bendición.
La oración de Jacob no es la actitud resignada que según algunos, caracteriza al buen creyente. Orar no es solamente aceptar la voluntad de Dios, como cosa escrita de antemano en el cielo, o pedirle fuerzas para sus promesas y a sabiendas de que nos atiende. Si no pudiéramos tener alguna parte en las decisiones divinas que a nosotros se refieren o al gobierno del mundo, la palabra Alianza sería un engaño.
En las encrucijadas de la vida, el creyente, apretado entre la posibilidad de estancarse y la de superarse, sabe que Dios le dará esto último, con tal de que se lo pida con fe.
Le dislocó la cadera, Jacob se enfrenta con Dios cuando, después de su largo exilio, quiere forzar la entrada de la Tierra Prometida. En realidad, entrar en la Tierra no es otra cosa que adentrarse en el misterio de Dios que nos quiere compartir su vida, y eso no no es posible para el hombre que se siente fuerte, seguro de sí mismo y de sus caminos. Por esto, cuando estamos por entrar, Dios nos viene a probar. Sea cual sea el golpe o el percance o la crisis que atravesamos, nos deja heridos y ya como extranjeros en este mundo. Jacob entra cojeando en la Tierra Prometida cporque también Jesús la reserva a los que lloran , a los que tienen hambre de rectitud, a los no violentos.
En adelante te llamarán Israel. No se pierde el nombre de Jacob ni lo que expresa este Nombre: el Activista, el Tramposo. Pero será al mismo tiempo Israel: Fuerte contra Dios. Jacob Israel, ése es el nombre que llevará el pueblo de Dios. Israel, en la Biblia, no cesará de pecar y Dios lo doblegará mil veces. Sin embargo, Dios siempre se dejará vencer y perdonará cuando le recuerden sus promesas.

Después de la victoria de Jacob, los acontecimientos tienen que someterse a los planes de Dios. Esaú no obstaculiza la vuelta de Jacob a la tierra de sus padres.

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