miércoles, 11 de abril de 2012

26



Sucesos de la vida de Isaac

n 26 1 En el país hubo hambre después de aquella primera que hubo en tiempos de Abraham y fue Isaac a Guerar, hacia Abimelec, rey de los filisteos. 2 se le apareció Yavé para decirle: No bajes a Egipto, quédate en la tierra que yo te diga, 3 vive en esa tierra donde yo te atenderé y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes daré todas estas tierras, cumpliendo el juramento que hice a tu padre Abraham. 4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y le daré todas estas tierras. Por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de las tierra, 5 com premio a la obediencia de Abraham, quien hizo caso a lo que le decía y cumplió mis leyes.” 6 Isaac, en vista de esto, se quedó en Guerar. 7 Cuando la gente de aquel país ile preguntaba quién era la mujer que iba con él, les decía: “Es mi hermana”; porque tenía miedo de decir que era su esposa, para que no lo fueran a matar por causa de Rebeca que era muy bonita. 8 Llevaba ya bastante tiempo en esa región cuando Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, sorprendió a Isaac acariciando a Rebeca. 9 Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo: “¡No puedes negar que es tu mujer! ¿Por qué has declarado que es tu hermana?” Isaac le contestó: Es que pensé que por causa de ella me podrían matar.” 10 Abimelec volvió a decir: “¿Por qué nos has hecho esto? Pudo alguno de este pueblo haberse acostado con tu esposa y nos habrías hecho culpables de un delito.” 11 Abimelec dio al pueblo la siguiente orden: “El que toque a este hombre o a su esposa, morirá.”
12 Isaac sembró en aquel país y cosechó aquel año el ciento por uno . Yavé lo bendijo 13 de manera que se fue enriqueciendo día a día hasta que el hombre llego a ser muy rico. 14 Tenía muchos bueyes y ovejas, y numerosos criados. Pero los filisteos lo empezaron a mirar cone nvidia y, 15 por eso, taparon con tierra todos los pozoso que habían cazado los servidores de su padre, en tiempos de Abraham. 16 Entonces Abimelec dijo a Isaac: “Márchate de aquí, pues ahora eres más poderoso que nosotros.” 17 Isacc partió de allí y acampó en el valle de Guerar en donde se quedó.
18 Isaac volvió a abrir los pozos que habían tapado los filisteos después de la muerte de su padre Abraham, y les puso los mismos nombers que les había puesto su padre. 19 Después los hombres de Isaac hiucieron un hoyo en el valle y dieron con una capa de agua. 20 Pero los pastores de Guerar les reclamaron a los pastores de Isaac que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Esec, ya que se habían peleado por él. 21 Hicieron otro pozo, pero también hubo peleas, por lo que le llamó Sitna. 22 Se fue a otra parte y mandó que hicieran un pozo y, como esta vez nadie se peleó por él, le puso el nombre de Rejobot, pues se dijo: “Por fin, Yavé nos permite vivir tranquilos, ahora sí que podremos prosperar en este país.”
23 De allí subió a Bersebá, y se le apareció Yavé esa misma noche. 24 Le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, porque yo estoy contigo; te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor a Abraham, mi servidor.” 25 Levantó allí un altar e iunvocó el Nombre de Yavé. Luego plantó allí mismo las estacas de su tienda, y sus hombres cavaron un pozo.
26 Abimelec vino desde Guerar a verlo, junto con Ajuzat, su amigo, y Ficol, jefe de su ejército. 27 Isaac les dijo: “¿Por qué vienen a visitarme, siendo que me odian y me echaron de sus tierras?” 28 Ellos contestaron: “Hemos visto claramente que Yavé está contigo y hemos dicho: Prometamos con juramento, nosotros y tú, que viviremos en paz. 29 Lleguemos a un acuerdo; tú no nos harás ningún mal, ya que nosotros no te hemos tocado nada sino que, al contrario, sólo te hicimos bien y te dejamos partir tranquilamente. Tú eres ahora el bendito de Yavé.” 30 Isaac les dio un banquete: comieron y bebieron. 31 Se levantaron muy temprano y se hicieron juramento unos a otros. Luego Isaac los despidió y se fueron en paz de su lado. 32 Ese mismo día llegaron unos servidores de Isaac a comunicarle que habían abierto un pozo y que habían encontrado agua. 33 El lo llamó Sebá y ésta es la razón porque el nombre de la ciudad es, hasta el día de hoy, Bersebá.
34 Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por esposa a Judit, hija de Berí, el heteo, y a Besemat, hija de Efón, heteo también. 36 Ellas causaron un gran malestar a Isaac y Rebeca.

n  Respecto al párrafo 7,11, ver 20,2
En los párrafos 12-33 nos topamos con dos realidades típicas de la vida de los patriarcas: son errantes que viven bajo las tiendas de campaña; van en busca de agua y cavan pozos )ver 21,21-34)
Viven bajo tiendas de campaña, es decir, en lo provisorio. La Biblia aprecia la labor del hombre para constuir en este mundo algo que dure; elogia la fundación de un hogar, la plantación de una viña, la edificación de una casa (Deut 20,5-7) Pues todo esto se relaciona con la misión creadora del hombre. Pero también recuerda como un ideal que no debe perdese, la vida errante de los antepasados. El creyente no se apega a nada de este mundo, ya sea familia, patria o modo de vida. Levanta su tienda en cualquier lugar donde pueda ampliar su experiencia, pero no se fija en ninguno. Viviendo como forastero en este mundo, le será más fácil encontrar a Dios, que también pasa como forastero entre nosotros (en Jn 1,14, la traducción precisa sería: el Verbo levantó su tienda entre nosotros) Ver Ex 33,7; 40,34; 2 Sam 7,7; Ecclo 24,14 2 Cor 5,1-4; 1 Pe 2,11
Los patriarcas cavan pozos. En el desierto no encuentran vertientes de agua viva, sino que deben cavar trabajosamente los pozos que hacen florecer el desierto y dan de beber a los rebaños. A veces, se agota el agua, otras veces los filisteos los tapan con tierra. Todo esto representa el esfuerzo humano por encontrar la sabiduría; a menudo los hombres quedan con su sed, y no faltan quienes enturbien las fuentes del saber. Por eso estarán corriendo de un pozo a otro hasta que Cristo les dé el agua viva salida de la Roca que es él mismo. Ver Ex 17,1; Jn 4,5-10; 7,38; 1 Cor 10,4; Jer 2,13

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