lunes, 6 de febrero de 2012

9


9 1 Escucha, Israel: Hoy vas a pasar el Jordán para desalojar naciones más grandes y más fuertes que tú, con ciudades grandes cuyas murallas llegan hasta el cielo. 2 Es un pueblo grande. De alta estatura, los enaceos, que tú mismo has visto y de quienes se dice que nadie puede vencerlos. 3 Pero hoy verás a Yavé, tu Dios, pasando el Jordán delante de ti; él los exterminará y te los someterá; entonces les quitarás la tierra y los harás desaparecer, como él te lo dijo.

4 Cuando Yavé, tu Dios, los haya deshecho en tu presencia, no pienses así: “Yavé me llevó a esta tierra por lo bueno que había notado en mí, y por eso me la dio.” Mas bien desalojó Yavé a esas naciones a causa de su maldad. 5 No por tus méritos ni porque seas bueno conquistarás su tierra, sino que Yavé se la quita porque ellos han obrado nal, y también para cumplir lo que prometió con juramento a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
 
Tú eres un pueblo rebelde
 
(o) 6 Sepas, pues, que no por tus méritos te ha dado Yavé tu herencia, esta tierra excelente, ya que tú eres un pueblo rebelde. 7 Acuérdate y no olvides que por tu culpa se enojó Yavé en el desierto. Has sido rebelde a Yavé desde el día que saliste de Egipto hasta que llegaste aqui.

8 Ya en el Horeb provocaron su enojo, y él los quiso destruir. 9 Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la Alianza que pactó Yavé con ustedes, permanecí en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber; 19 Entonces me dio Yavé las dos tablas de piedra escritas por su dedo, que contenían todas las palabras que les habló en el monte, de en medio del fuego, en el día de la Asamblea.

11 Y cuando Yavé me dio las dos tablas de piedra, las tablas de la Alianza, al terminarse los cuarenta días y las cuarenta noches, me dijo: 12 “Vete, baja a toda prisa porque tu pueblo que tú sacaste de Egipto se ha corrompido, ha abandona do bien pronto el camino que le enseñaste y se ha fabricado un ídolo.”

13 Y Yavé me dijo: “Veo cómo es es pueblo: es un pueblo rebelde. 14 Déjame que lo destruya y borre su nombre de debajo del cielo. De ti, en cambio, haré nacer otro pueblo más numeroso y más grande qe éste.” 15 Bajé, pues, del cerro y de la cumbre ardiente, teniendo en mis manos las dos tablas de la Alianza, 16 y vi que que habían pecado contra Yavé, su Dios, y que se habían hecho un becerro de metal fundido. Muy rápido se habían desviado del camino que él les había enseñado. 17 Arrojé, entonces, con ambas manos las tablas que llevaba y has hice pedazos a la vista de todos.

18 Luego me postré ante Yavé y , como la otra vez, estuve cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber, por el pecado que habían cometido, haciendo el mal alos ojos de Yavé hasta irritarlo. 19 Yo estaba espantado a causa de la cólera y furor de Yavé contra ustedes, ya que quería destruirlos. Pero una vez más Yavé me escuchó.

20 Yavé estabta también muy enojado con Aarón y quería hacerlo perecer. Del mismo modo intercedí por Aarón. 21 En cuanto al pecado, ese becerro que ustedes se habían hecho, lo eché al fuego, lo hice pedazos y lo molí hasta reducirlo a polvo. Luego tiré el polvo al arroyo que baja de la montaña.

22 En Taberá y en Masá, y en Quibrothatavá, ustedes provocaron la ira de Yavé. 23 Y cuando quiso que salieran de Cadés-Barné, diciendo: “Suban a tomar posesión de la tierra que les di”, ustedes se rebelaron otra vez, no creyeron a Yavé ni quisieron escuchar su voz. 24 Han sido rebeldes a Yavé desde el día que él los ha conocido.

25 Estuve, pues, postrado delante de Yavé cuarenta días y cuarenta noches porque hablaba de acabar con ustedes. 26 Supliqué a Yavé y le dije: “Ah, Señor Dios,no destruyas a tu pueblo y a la herencia tuya, que rescataste con tu poderío, a los que sacaste de Egipto con la fuerza de tu mano. 26 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires la dureza de este pueblo, ni su maldad, ni sus pecados, 28 no sea que se diga en el país de donde los sacaste: “Yavé no fue capaz de llevarlos a la tierra que les había prometido; él no los quería y los sacó de Egipto para hacerlos morir en el desierto.” 29 No olvides que ellos son tu pueblo y tu pertenencia, a los que sacaste de Egipto con tu gran poder y con brazo extendido.



(o) Israel es un pueblo rebelde. Así traducimos la expresión bíblica: “Pueblo de dura cerviz”, o seda, difícil de conducir. ¿Acaso será solamente un reproche? Israel fue desde el comienzo un pueblo independiente, apasionado por su libertad, que nunca adoró a sus jefes, sino que siempre estuvo discutiendo y peleando con todos, incluso con Dios. Los que conocemos la parábola del hijo pródigo, comprendemos por qué Dios quiso tanto a este pueblo y por qué, aun ahora, sigue siendo el “hijo primogénito” de Dios entre todas las naciones humanas.

 

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