sábado, 4 de febrero de 2012

19




Las ciudades de refugio

*19 1 Cuando Yavé, tu Dios, haya exterminado a las naciones cuyo país te va a dar, cuando las  hayas desalojado y ocupes sus casas, 2 te reservarás tres ciudades en medio de la tierra que Yavé, tu Dios, te da en posesión. 3 Tendrás libre y franco el camino de acceso a ellas y dividirás en tres partes el territorio que Yavé, tu Dios te da en posesión; esto es para todo el que haya dado muerte a un hombre pueda refugiarse en esas ciudades.
4 Mira en qué caso el que dio muerte a un hombre podrá refugiarse allí para salvarse: si hirió involuntariamente a su hermano al que no tenía odio. 5 Por ejemplo, si alguno va a al bosque con un compañero a cortar leña y mientras maneja el hacha para cotar el árbol, se sale el hierro del mango y va a herir mortalmente a su compañero, éste puede huir a una de estas ciudades y así salvarse. 6 No sea que el vengador de la sangre se deje llevar por la cólera, persiga al que causó la muerte, lo alcance si es muy largo el camino y lo mate, cuando en realidad éste no es reo de muerte, ya que no odiaba anteriormente al otro.
7 Por esto, te mando yo que separes estas tres ciudades. 8 Pero si Yavé ensancha tus fronteras, como lo tiene jurado a tus padres, y te da todo el país que te prometió, 9 con condición de que guardes sus mandamientos y hagas lo que hoy te digo, esto es, que ames a Yavé, tu Dios, y sigas sus caminos en todo tiempo, entonces añadirás otras tres ciudades a las antedichas, duplicando así el número de ciudades de refugio.
10 Así no se derramará sangre inocente en medio de la tierra que Yavé, tu Dios, te da en herencia; y no serás culpable de este derramamiento.
11 Pero si un hombre, por odio a su prójimo, le tiene una emboscada, se lanza sobre él y lo hiere de muerte, si luego el agresor huye a una de estas ciudades, 12 los jefes de su ciudad mandarán prenderlo allí, al lugar del asilo, y lo entregarán en manos del pariente del muerto para que le quiten la vida. 13 No tendrás piedad de él, sino que harás desaparecer de en medio de Israel el derramamiento de sangre inocente y así tendrás prosperidad.
13  No moverás los términos de tu vecino del lugar en que los pusieron tus padres para delimitar la herencia familiar, en el país que Yavé, tu Dios, te dará en posesión.
15 Un solo testigo no es suficiente para condenar a un hombre, sea cual sea el delito o falta de que se le acusa, sólo por el testimonio de dos o tres testigos se decidirá la causa. 16 Si un solo testigo se levanta contra un hombre y lo acusa de algún delito, 17 los dos hombres cuyo pleito se trata comparecerán ante Yavé, en presencia de los sacerdotes y jueces que haya en aquel tiempo.
18 Los jueces examinarán minuciosamente, y si resulta que el testigo ha dicho una mentira, acusando falsamente a su hermano, 19 le impondrán a él la pena que pretendía imponer a su hermano. Así arrancarás el mal de en medio de ti, 20 porque los demás al saberlo temerán y no cometerán cosas semejantes.
21 No te compadecerás de él, sino que le harás pagar vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

*Los israelitas tenían un sentido muy fuerte de la solidaridad familiar y de la venganza. Cuando uno había dado muerte a otro, aunque fuera sin intención, la familia del muerto debía quitarle la vida.
Aquí vemos cómo actúa Dios para educar a su pueblo. No se podía atacar de frente una mentalidad tan arraigada. Designando ciudades de refugio para el que mató sin intención se limitaba primero el derecho de hacerle justicia por él mismo, el que iba a ser suprimido con el tiempo.
15 “Un solo testigo no es suficiente para condenar a un hombre.”
En varios lugares del Nuevo testamento, por ejemplo en la condena de Jesús, se recuerda este principio.

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