Lo referente a la mujer que acaba de dar a luz
+ 12 1 Yavé habló a Moisés para decirle: 2 “Habla a los hijos
de Israel y diles: Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará
impura durante siete días, igual como en el tiempo de sus reglas. 3 Al octavo
día será circuncidado el niño, pero ella esperará treinta y tres días la
purificación de su sangre. 4 No tocará ninguna cosa santa, ni entrará en el
santuario, hasta que se cumplan los días de su purificación.
5 Si da a luz una niña, estará impura dos semanas, y lo mismo
será doble el tiempo de su purificación: esperará sesenta y sesis días la
purificación de su sangre. 6 Al cumplirse los días de su purificación, sea por
niño o niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de las Citas,
un cordero de un año como holocausto y un pichón o una tórtola como sacrificio
por el pecado. 7 El sacerdote lo ofrecerá ante Yavé haciendo expiación por ella
y quedará, purificada del flujo de su sangrte.
8 Esta es la ley refrerente a la mujer que da a luz a un niño
o una niña. Pero, si la mujer no puede ofrecer una res menor, ofrecerá dos
tórtolas o dos pichones, uno como holocausto y otro como sacrifico por el
pecado; el sacerdote hará expiación por ella y quedará pura.”
+ Los pueblos primitivos oponen a menudo la sangre del varón,
derramada en la guerra, la cual es noble y pura, y la que pierde la mujer, la
cual es impura. Por tanto, el parto y las reglas de la mujer no dejan de
inquietar a los varones (son ellos los que imponen sus criterios y hacen las
leyes) y exigen ritos de purificación.
Vemos en esto cómo las leyes de la Biblia, aunque sean
palabra de Dios, se adaptan a tiempos antiguos y a los criterios propios del
pueblo de Israel. Jesús y su madre se sometieron a estos ritos (Lc 2,21); pero
en eso mismo, Jesús nos liberó para siempre de la Ley (Gál 4,4)
No hay comentarios:
Publicar un comentario