sábado, 31 de diciembre de 2011

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+ 11 1 Aproximadamente un mes después, Najás, el amonita, le puso sitio a Jabés de Galaad. Y todos los hombres de Jabés dijeron a Najás: "Si llegas a un acuerdo con nosotros te serviremos."
2 Najás respondió: "Estas son mis condiciones: les sacaré a todos el ojo derecho para que así quede humillado todo Israel." 3 Entonces los jefes de Jabés le contestaron: "Danos un plazo de siete días. Vamos a mandar mensajeros por todo el territorio de Israel, y si no  hay nadie que nos ayude, entonces nos rendiremos a ti."
4 Llegaron los mensajeros a Guibea, donde vivía Saúl, y contaron esto al pueblo, y todos se pusieron a gritar y a llorar.
5 En esto llegó Saúl, que venía del campo con sus bueyes, y dijo: "¿Por qué todo el mundo está llorando?" Cuando le contaron lo que sucedía, 6 el espíritu de Dios se apoderó de Saúl y se enojó sobremanera. 7 Tomó una yunta de bueyes, los descuartizó y envió los pedazos por todo el territorio de Israel con este mensaje: "Esto les va a pasar a los bueyes de todos los que no quieran seguirme a mí y a Samuel."
Al ver esto, todos tuvieron miedo y salieron como un solo hombre.
8 Saúl les pasó revista en Bezar: eran unos trescientos mil los de Israel y treinta mil los de Judá.
9 Entonces despidieron a los mensajeros con esta respuesta para los de Jabés: "Mañana, cuando salga el sol, iremos a liberarlos." 10 Y los de Jabés, llenos de alegría con esta noticia, dijeron a los amonitas: "Mañana saldremos y ustedes podrán hacer con nosotros lo que les parezca."
11 A la mañana siguiente Saúl dispuso a su gente en tres columnas que penetraron en el campamento antes que amaneciera. Hubo lucha hasta el mediodía. Los amonitas fueron derrotados y los que pudieron escaparon cada uno por su cuenta.
12 Entonces el pueblo dijo a Samuel: ¿Dónde están los que preguntaron si Saúl iba a reinar sobre nosotros? Entréganos esos hombres para matarlos." 13 Saúl respondió: "No se matará a nadie, porque hoy Yavé ha salvado a Israel."
15 Todo el pueblo fue a Guilgal y allí reconocieron por rey a Saúl en presencia de Yavé. Ofrecieron sacrificios de comunión y Saúl, junto a todos los israelitas, celebró este acontecimiento con una gran fiesta.

+ Se reanuda aquí el relato interrumpido en 10,16
Los hombres de Jabés están dispuestos a aceptar la paz. Israel llora y grita, pero Saúl es quien decide que esto no se puede tolerar. Su valentía compromete a Dios.
¿Dónde están los que preguntaron si Saúl iba a reinar? No hay vida política sin partidos. Desde el principio Saúl tiene sus partidarios y adversarios; sus partidarios se opondrán después a David. En cuanto a los hombres de Jabés, quedarán agradecidos a su salvador y le serán fieles hasta después de su muerte (ver 1 Sam 31,11).
Saúl es un hombre bueno y liberal, que no quiere vengarse de sus adversarios. Sin embargo, cuando uno es el dirigente máximo, fácilmente se margina de los demás y se hace orgulloso o pesimista. Saúl no sabrá escuchar a Dios ni compartir con sus familiares, y los celos lo volverán ciego, como en el caso de David.

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