martes, 7 de junio de 2011

66

El verdadero culto a Yavé

66 1 Así se expresa Yavé:
¡El cielo es mi trono
y la tierra, la tarima mis pies!
¿Qué casa podrían ustedes edificarme
o en qué parte fijarían mi lugar de reposo?
2 Todo esto lo ha hecho mi mano
y todo esto es mío, dice Yavé
Pero en quien fijo realmente mis ojos
es en el pobre y en el corazón arrepentido,
que se estremece por mi palabra.
3 Se sacrifica un buey, y se mata a un hombre; se degüella un cordero y se desnuca un perro. Se presenta como ofrenda sangre de chancho y, si queman incienso, lo queman ante los ídolos.
Así como ellos sienten un gusto especial en seguir sus caminos, y sus almas quedan felices con esas cosas despreciables, 4 así también yo me deleitaré maltratándolos y mandaré sobre ellos cosas de que se espantan.

Pues yo llamé, y nadie contestó,
hablé, y nadie se dignó escucharme.
Han hecho lo que yo considero como malo
y han elegido lo que no me gusta.
5 ¡Oigan lo que les dice Yavé, a ustedes que se estremecen por su palabra! Sus hermanos, que los odian y que no se juntan con ustedes por causa de mi Nombre, dicen: "Que Yavé demuestre su poder, para así podamos ver la alegría de ustedes."
Pero todos ellos serán humillados.
6 Oigo ruidos como un griterío que viene de la ciudad, o como voces que salen del Templo. Es la voz de Yavé que da su merecido a sus enemigos.

Nacimiento de la nueva Jerusalén

7 Antes de que llegara el parto,
dio a luz;
antes de sentir los dolores,
tuvo un niño varón.

8 ¿Quién ha oído jamás cosa igual, o ha visto algo semejante, que se pueda dar a luz en un solo día, a un país entero?
¿Puede una nación nacer toda, de una vez?
¡Pues bien, apenas sintió los dolores, Sión dio a luz a todos sus hijos!
9 ¿Iba yo a abrir el vientre, sin que nadie naciera? dice Yavé; o bien, ¿yo que hago nacer, iba a cerrarlo?, dice tu Dios.
10 Alégrate Jerusalén
y felicítenla todos los que la aprecien
Siéntanse, ahora, muy contentos con ella, todos los que por ella anduvieron de luto. 11 Para que así tomen leche hasta quedar satisfechos
y puedan saborear y gustar
sus pechos famosos.
12 Pues Yavé lo asegura:
Yo voy a hacer correr hacia ella
como un río, la paz,
y como un torrente que lo inunda todo
la gloria de las naciones
Sus niños de pecho serán llevados en brazos
y acariciados sobre las rodillas.
13 Como un hijo a quien consuela su madre,
así yo los consolaré a ustedes,
Por Jerusalén serán ustedes consolados.
14 Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón
y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba.
La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores,
y su enojo a sus enemigos.
15 Pues he aquí que Yavé se presenta en medio del fuego,
siendo su carros como la tempestad
para dar rienda suelta a su enojo con el incendio,
y a sus amenazas, en las llamas del fuego.
16 Porque Yavé va a venir a juzgar, por medio del fuego y de la espada, a todo mortal.
Entonces serán muchas las víctimas de Yavé.
17 Los que tratan de pasar por santos
y se purifican para entrar en mis jardines,
y se ponen detrás de uno que está en el centro,
que comen carne de chancho, de culebras o de ratones,
morirán, al mismo tiempo, con sus obras y sus pensamientos, dice Yavé.

Los paganos entran al reino de Dios

18 Ahora vengo a reunir a todos los pueblos de todos los idiomas. Y cuando habrán venido, serán testigos de mi gloria. 19 Yo haré un prodigio en medio de ellos, mandaré los sobrevivientes hacia todas las naciones a lo lejos 20 y de todos los pueblos, traerán todos tus hermanos dispersos como una ofrenda a Yavé, a caballo, en carro; en carretas, a lomo de mula o de camello. Me los traerán a mi cerro santo en Jerusalén, igual que los hijos de Israel me traen sus regalos para el templo de Yavé en vasos puros. 21 Y de entre ellos también, tomaré sacerdotes y levitas para mí.
22 Yavé lo proclama: “Así como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a crear durarán para siempre, así también, tu nombre y tu raza siempre permanecerán.”

23 Cada luna nueva y cada sábado, todos hombre vendrá a postrarse ante mí, dice Yavé, 24 y al salir, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí. El gusano que los devora no morirá, y el fuego que los quema no se apagará y todos se sentirán serán horrorizados al verlos.

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