jueves, 9 de junio de 2011

60

La gloria de Yavé amaneció sobre ti

60 1 Levántate y brilla que ha llegado tu luz
y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti.
2 La oscuridad cubre la tierra
y los pueblos están en la noche,
pero sobre ti se levanta Yavé,
y sobre ti aparece su Gloria.

3 Los pueblos se dirigen hacia tu luz
y los reyes, al resplandor de tu aurora.
4 Levanta los ojos a tu alrededor y contempla.
Todos se reúnen y vienen a ti.
Tus hijos llegan de lejos
y tus hijas son traídas en brazos.

5 Tú entonces, al verlo, te pondrás radiante,
palpitará tu corazón muy emocionado;
traerán a ti tesoros del otro lado del mar
y llegarán a ti las riquezas de las naciones.

6 Te inundará una multitud de camellos:
llegarán los de Medián y Efa.
Los de Sabá vendrán todos
trayendo oro e incienso,
y proclamando las alabanzas de Yavé.

7 Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti,
y los carneros de Nebayot servirán para tus ceremonias,
para ser ofrecidos en mi altar
pues daré esplendor al templo de mi Gloria.

8 ¿Quiénes son esos que vuelan como una nube,
o como palomas a su palomar?
9 Son los barcos que acuden a mi llamada,
yendo los de Tarsis a la cabeza,
para traer de lejos a tus hijos,
con su plata y su oro.

En mí pondrán su esperanza las naciones lejanas,
por el Nombre de Yavé, tu Dios,
del Santo de Israel que te ha glorificado.
10 Los extranjeros reedificarán tus muros
y sus reyes te pagarán los gastos.

Pues, si bien, cuando estuve enojado, te pegué,
al mismo tiempo, llevado por mi buen corazón,
me compadecí de ti.

11 Y tus puertas estarán siempre abiertas,
no se cerrarán ni de día ni de noche,
para recibir las riquezas de las naciones
que te traerán sus mismos reyes.
12 El país o el reino que no quieran obedecerte, perecerán,
y las naciones serán destruidas totalmente.
13 A ti llegará lo mejor del Líbano,
con el ciprés, el olmo y el alerce,
para adornar mi Lugar Santo
y honrar la Casa donde yo resido.
14 Vendrán a verte y se inclinarán ante ti
los hijos de los que te humillaban,
y se echarán a tus pies los que te despreciaban.
Te llamarán: “Ciudad de Yavé”.
“Sión del Santo de Israel.”

15 Ya que tú fuiste la abandonada,
la odiada y desamparada,
en adelante yo haré que te sientas orgullosa,
y te daré alegría para siempre.
16 Te alimentarás con la leche de las naciones y serás amamantada con la riqueza de los reyes.
y conocerás, entonces, que yo, Yavé, soy tu Redentor,
y que el campeón de Jacob es tu Salvador.
17 En vez de bronces, traeré oro;
en vez de hierro, plata;
en vez de madera, bronce,
y en vez de piedra, hierro.
Como gobernantes te pondré la Paz,
y en vez de opresión, la Justicia.
18 Ya no se hablará de violencia en tu país
ni de catástrofes o calamidades.
A tus murallas les pondrás por nombre “Salvación”.,
y a tus puertas, “Gloria”
19 Ya no tendrás necesidad del sol
para que alumbre tu día,
ni de la luna para la noche.
Porque Yavé será tu luz eterna,
y tu Dios, tu esplendor.
20 Tu sol no se pondrá jamás,
y tu luna no desaparecerá más,
porque Yavé será tu luz perpetua
y se habrán acabado tus días de luto.
21 No habrá sino buenos en tu pueblo y siempre poseerán mi tierra.
Serán el brote nuevo que Yavé hico crecer y la obra que mis manos hicieron, en honor a mí.
22 El más chico de tus habitantes se multiplicará en mí y el más insignificante se convertirá en una gran nación. Yo, Yavé, lo digo, y lo voy a hacer, en un momento, cuando quiera.

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