lunes, 27 de junio de 2011

39

Después de una liberación

39 1 En aquel tiempo, Merodac-Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, mandó cartas y un regalo a Ezequías, al enterarse de su enfermedad y de su curación.
2 Ezequías se alegró mucho y enseñó a los mensajeros su tesoro: la plata, el oro, los perfumes, los aceites aromáticos, como también su arsenal y todo lo que había en sus bodegas. Nada quedó de su palacio y de sus posesiones que no se lo mostrase Ezequías.
3 Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: “¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?” Y Ezequías respondió:
“Han venido de un país lejano, de Babilonia.”
4 Isaías le preguntó: “¿Qué han visto en tu palacio?” Ezequías respondió: “Han visto todo lo que hay en mi palacio. No ha quedado nada en mis tesoros que no se les haya mostrado.”

5 Entonces Isaías dijo a Ezeqauías: “Escucha la palabra de Yavé d elos Ejércitos. 6 Vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que han atesorado tus padres hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia y no quedará nada. 7 Y aun tus hijos, que tú has engendrado, servirán como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.”

8 Ezequías dijo a Isaías: “Es buena la palara de Yavé que has anunciado.” Pues pensaré: “En mi vida, por lo menos, habrá paz y seguridad.”

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