viernes, 5 de noviembre de 2010

2

¡Júntense y amóntonense,
oh gente sin vergüenza,
2 para que puedan ser desparramados
como un montón de paja por el viento
cuando se precipite sobre ustedes
el furor de Yavé,
cuando estalle su enojo sobre ustedes!

3 Busquen e Yavé todos ustedes,
los pobres del país,
que cumplen sus mandatos,
practiquen la justicia y sean humildes
y así, tal vez, encontrarán refugio
el día en que Yavé venga a juzgarlos.

4 Pues Gaza va a quedar convertida en un desierto. Ascalón va a ser totalmente abandonada; Asdod será despoblada en pleno mediodía, y Acarón será destruida hasta sus cimientos. 5 Ay de la nación de los kereteos que viven a orillas del mar, pues Yavé ha hablado para condenarlos “Canaán, tierra de los filisteos, yo te haré desaparecer; pues quedarás sin población.” 6 La región costera será en adelante pastizales donde andarán los pastores con sus rebaños y donde se apiñarán los corderos. 7 Esta región pertenecerá al resto de la tribu de Judá; allí llevarán a pastar sus rebaños y dormirán de noche en las casas de Ascalón, cuando Yavé su Dios los venga a visitar y traiga de vuelta a sus cautivos.
8 He oído las injurias de Moab y las burlas de los amonitas, que insultaron a mi pueblo y se agrandaron a costa de mi territorio. 9 Por esto, lo juro por mi vida, dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, Moab quedará igual que Sodoma, y Amón, como Gomorra, convertidos en un verdadero desierto. Los que queden de mi pueblo, se apoderarán de ellos; los sobrevivientes de mi nación los recibirán en herencia. 10 Esa será su suerte, en pago de su orgullo, pues insultaron al pueblo de Dios de los Ejércitos y se agrandaron a costa suya. 11 Yavé será inflexible con ellos, cuando venga a destronar a todos los dioses de la tierra y lo adoren, cada uno en su propio país, los paganos que viven en las islas.
12 “También sobre ustedes, etíopes, pende la amenaza de mi espada.”
13 Levantará su mano contra el norte y a Asur lo reducirá a escombros; dejará a Nínive totalmente despoblada, seca como un desierto. 14 En ella harán su refugio los rebaños y toda clase de animales y aun el pelícano y la garza pasarán la noche entre sus ruinas; la lechuza lanzará graznidos desde la ventana y el cuervo desde el umbral.
15 Pues el cedro ha sido arrancado de raíz. Ese será el fin de la ciudad alegre, que creía tener su poder asegurado, cuando decía en su interior: “Yo y nadie más que yo.” ¿Y por qué, ahora no es más que un montón de ruinas donde se guarecen los animales? Todos los que pasan por allí silban, haciendo señas con la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario