sábado, 11 de septiembre de 2010

INTRODUCCIÓN A LOS PROVERBIOS


La palabra de Dios llegó al pueblo de Israel bajo formas muy diversas. Ya dijimos cómo nacieron los libros proféticos y los libros históricos; salieron tanto de la predicación de sus profetas como de la reflexión de los ambientes religiosos sobre la historia de Israel. Pero también hubo hombres, de genio muy distinto, que se interesaron más bien por meditar sobre la conducta de las personas, los azares de la existencia, el rol de la riqueza, la fortuna diferente del hombre irresponsable y del que domina sus caprichos. Más que todo los preocupó saber si hay justicia en este mundo.
Sobre estos temas se desarrolló la sabiduría popular de todos los pueblos de cualquier tiempo. También los israelitas, cuando estuvieron instalados en su tierra y empezaron a tener literatos, en tiempo de Salomón, tuvieron sus primeros libros de proverbios y refranes. Con esto empezó la llamada literatura sapiencial de la Biblia.
Esta literatura no es menos palabra de Dios que los libros proféticos: es una palabra de otro tipo y que echa una luz diferente sobre la existencia. Ya no se trata del destino del pueblo de Dios, sino de los caminos que se ofrecen al hombre en busca de su superación personal, en todos los sentidos de la palabra.
La mayor parte del libro de los Proverbios es muy antigua (cap. 10-31). La primera sección (cap. 1-9), sin embargo, es mucho más tardía, como el siglo II antes de Cristo. Esta se refiere a la Sabiduría de Dios, de la que procede toda la sabiduría humana. La cumbre de esta contemplación de la Sabiduría divina está en el célebre capítulo 8.

3 comentarios:

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  2. Hola, con tu permiso, he puesto en mi blog, el enlace de este tuyo, pues me parece superinteresante, espero que no te importe, si es así, por favor dímelo, ¿vale?

    Mi blog es:

    http://miscosas-y-yo.blogspot.com/

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  3. Si por supuesto, para mi será un honor, este espacio es de todos para que puedan leer La Biblia,así como también cualquier sugerencia o meditación que desees dejar, Dios te bendiga, me gustará también seguir tu blog, un abrazo Maria José

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