jueves, 2 de septiembre de 2010

7

7 1 Más vale la buena fama que el aceite perfumado y el día de la muerte más que el del nacimiento.
2 Es mejor ir a un velorio que asistir a un banquete, porque éste es el fin de todo hombre y al que vive le sirve para reflexionar.
3 Más vale la pena que la risa, porque la pena del rostro es remedio del alma. 4 El corazón del sabio está en la casa del duelo, y el de los torpes en la casa alegre.
5 Más vale escuchar la reprensión del sabio que la alabanza de un tonto.
6 Porque la risa del tonto, es como el chisporroteo de las espinas en un fogón.
8 Más vale finalizar una cosa que precipitarla, más vale ser paciente que pretencioso.
9 No te enojes fácilmente, el enojo habita en el corazón del insensato.
10 No digas: ¿Por qué el pasado fue mejor que el presente? Porque no es pregunta inspirada por la sabiduría.
11 La sabiduría es tan buena como una herencia y sirve a los que viven bajo el sol.
12 La sombra de la sabiduría es tan benéfica como la protección del dinero; pero la ventaja de la sabiduría es que da la vida al que la posee.
13 Contempla la obra de Dios. ¿Quién podrá enderezar lo que él hizo chueco?
14 Cuando te vaya bien, aprovecha, y cuando te vaya mal, reflexiona: Dios manda lo uno como lo otro y nadie puede saber lo que sucederá después de él.
15 En mi vida, tan decepcionante, he visto todo: hay justos que perecen a pesar de su justicia, e impíos que prolongan sus días y su maldad.
16 No seas excesivamente justo ni te hagas demasiado el sabio, no sea que te pierdas.
17 No te hagas el malo en extremo y no seas tonto, no sea que mueras antes de tiempo.
18 Es bueno procurar esto sin olvidar aquello, el que teme a Dios sabe juntar los dos.
19 Su sabiduría hace al sabio más seguro que los diez jefes de las ciudades, 20 pues nadie es tan santo en la tierra que haga el puro bien y no peque nunca.
21 No hagas caso de todo lo que se dice, para que así no escuches a tu esclavo hablar mal de ti, 22 pues tú mismo sabes muy bien cuántas veces has hablado mal de los demás.
23 Todo esto lo examiné con espíritu crítico, y me decía: 24 “Alcanzaré la sabiduría.” Pero está muy lejos, más inaccesible que todo lo que existe y profunda, muy profunda, ¿quién la encontrará?
25 Me dediqué con toda mi alma a conocer, a investigar y a profundizar la sabiduría y la razón de ser de todas las cosas; comprobé que la maldad es tontería, y la tontería, locura.
26 Y encuentra que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es como un lazo, su corazón una trampa y sus brazos, cadenas. El que es bueno ante Dios se librará de ella, pero el pecador quedará atrapado.
27 A esta conclusión he llegado, dice el Eclesiastés, considerando a las mujeres una por una: 28 Hasta el día de hoy he tratado de saber el porqué, pero ha sido en vano, a saber, que se puede hallar un hombre entre mil, pero dar con una mujer entre todas es imposible.
29 Por otra parte he comprobado que Dios hizo al hombre sencillo y él es el que se busca tantos problemas.

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