lunes, 6 de septiembre de 2010

24

24 1 No envidies a los malvados, ni desees su compañía.
2 Porque su corazón no sueña sin con la violencia, y sus labios no expresan sino maldades.
3 Con la sabiduría se edifica una casa, con la prudencia se afirman sus bases.
4 Si posees la ciencia, llenarás tus graneros de todos los bienes preciosos y deseables.
5 El hombre sabio tiene potencia; el hombre de ciencia aumenta su fuerza.
6 Por eso conduce la guerra con sabias combinaciones, ya que el éxito depende del número de los consejeros.
7 Para el insensato la sabiduría está fuera de su alcance; que no abra la boca cuando se sienta en la asamblea.

8 Al que trama maldades, llámenlo: experto pérfido.
9 El insensato no sueña sino en pecar, el burlón es odiado de los hombres.
10 Si te dejas abatir en el día de la miseria, miserable es tu fuerza.
11 Libra a los que son llevados a la muerte, salva a los que van titubeando al suplicio. 12 Después tú dirás: “No lo sabíamos”, pero el que pesa los corazones, ¿acaso no comprende? El que vigila tu alma, ¿no se entera? El dará a cada cual según sus obras.
13 Hijo mío, come miel porque es buena, un panal de miel es dulce al paladar. 14 Así será la sabiduría para tu alma. Si la hallas, tienes un porvenir y tu esperanza no será vana.
15 Malvado, no espíes la casa del justo, no perturbes su hogar. 16 Porque el justo, aunque caiga siete veces, se levanta, mientras que los malvados se hunden en su adversidad.
17 Si tu enemigo cae, no te alegres, que tu corazón no goce porque tropieza, 18 no sea que Yavé lo vea y no le guste; y su enojo sería para ti.
19 No te calientes contra los malvados ni envidies a los impíos. 20 Porque no hay porvenir para el malo, la lámpara del impío se apagará.
21 Hijo mío, teme a Yavé y al rey, no tengas trato con los turbulentos, 22 porque de improviso les vendrá la desgracia, ¿y quién sabe cuándo llegará su ruina?

Otros Proverbios de los Sabios

23 Esto dicen también los Sabios:
No es bueno en los juicios hacer distinción de las personas.
24 El que dice al malvado: “Eres justo”, los pueblos lo maldicen, las naciones lo odian.
25 Pero los que castigan al malvado se alabarán, sobre ellos vendrán bendición y felicidad.
26 Contestar con franqueza es como besar los labios.
27 termina tus trabajos de fuera, y prepara los trabajos del campo, después pensarás en construir tu casa.
28 No levantes testimonio contra tu prójimo a la ligera, ¿acaso quieres engañar con lo que digas?
29 No digas: “Como hizo conmigo, haré con él, le devolveré según sus obras.”

30 Pasé junto al campo del perezoso, cercad de la viña del hombre despreocupado. 31 Y vi que todo estaba lleno de ortigas, los cardos cubrían el terreno, la cerca de piedras estaba en el suelo. 32 Al verlo reflexioné, al contemplarlo saqué esta lección. 33 Dormir un poco, adormecerse un poco, cruzar los brazos estirándose, 34 y como un ladrón, así llega la pobreza, y como un mendigo la indigencia.

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