jueves, 2 de septiembre de 2010

2

Los placeres son vanos

2 1 Pensé para mí: “Probaré la alegría y gozaré de la felicidad. Pero advertí que esto también es vanidad. 2 La risa me pareció locura, y el placer, cosa que no sirve.
3 Decidí satisfacer todos mis deseos mientras seguiría en mi reflexión crítica, y me dediqué a todas las locuras que hacen los hombres durante los días contados de su vida bajo el sol, para ver si esto es bueno para ellos o no.
4 Emprendí grandes obras, me edifiqué palacios, 5 planté viñas, huertos y jardines. 5 Me construí estanques de agua para regar mis plantaciones. Adquirí siervos y siervas, y también ganado, 7 vacas y ovejas en mayor cantidad que cualquiera antes de mí en Jerusalén 8 Acumulé oro y plata, tesoros y propiedades; me procuré cantantes y coristas, y lo que más deleita a los hombres, vino y mujeres.
9 Me engrandecí más que cualquiera de mis antepasados en Jerusalén, pero seguía reflexionando. 10 Poseí todo lo que deseaba y no me faltó ningún placer. Gozaba de todo cuanto había hecho, y ésa fue mi recompensa. 11 Entonces saqué la cuenta de todo lo que había hecho y de todas las fatigas que esto me había costado, y vi que todo era esfuerzo vano y correr tras el viento; no se saca provecho de nada bajo el sol.
12 Luego quise comparar la sabiduría con la locura y la tontería, pensando en el caso de mi sucesor en el trono: “¿Qué hará este hombre?” (todos saben lo que éste ha hecho).
13 Advertí que la sabiduría aventaja a la locura, como la luz a las tinieblas, según el dicho: 14 “El sabio tiene los ojos en la frente, mientras que el necio camina en las tinieblas.”
Pero también sé que la suerte de ambos es la misma. 15 Entonces pensé: “Mi suerte será como la del necio, ¿para qué vale, pues, mi sabiduría?” Y pensé que esto tampoco tiene sentido. 16 Ni el sabio ni el necio dejan recuerdos duraderos; a los pocos días todos son olvidados. ¿Cómo puede ser que el sabio muera igual que el necio?
17 Detesté, pues, la vida, porque me pareció malo todo lo que se hace bajo el sol; todo aquí es esfuerzo vano y correr tras el viento.
18 Y me puse a detestar este trabajo que había hecho bajo el sol, considerando que lo dejaré todo a mi sucesor. 19 Pues, ¿quién sabe si mi sucesor será inteligente o irresponsable? Y, sin embargo, dispondrá de todo lo que realicé al precio de tantos trabajos y de tanta reflexión. 20 Y tampoco esto tiene razón.
21 Así que decidí no dedicarme más a todas estas cosas por las cuales me afanaba bajo el sol; 22 porque uno trabajó con sabiduría, ciencia y éxito, y eso pasa a otro que no ha trabajado en ello. Tambiénesto es absurdo y encierra un problema muy grave. 23 Pues, ¿qué le queda al hombre de todo su trabajo y de la búsqueda que lo ocupa continuamente bajo el sol? ¿Sus días dolorosos, sus preocupaciones, las noches sin sueño? Y tampoco esto tiene sentido.
24 No hay mayor felicidad para el hombre que comer, beber y pasarlo bien gracias a su trabajo. 25 Pues me doy cuenta que esto fue ordenado por Dios; comemos y gozamos porque él lo ha dispuesto así. 26 Al que le agrada le da la sabiduría, el saber y el placer. En cambio, al pecador le impone la carga de acumular, para dárselo posteriormente a quien agrada a Dios. También esto es vanidad y vanos esfuerzos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario