lunes, 6 de septiembre de 2010

16

16 1 El hombre propone en su corazón, pero Yavé dispone.
2 A los ojos del hombre, todos sus caminos son rectos, pero Yavé pesa los espíritus.
3 Encomienda tus obras a Yavé, y tus proyectos se realizarán.
4 Yavé hace todo con un fin, y, al mismo malvado, para el día del castigo.
5 Yavé odia el corazón altanero, que seguramente no quedará sin castigo.
6 Con la bondad y la fidelidad se expía el pecado; con el temor de Dios, uno se aparta del mal.
7 Cuando Yavé se complace en la conducta de un hombre, reconcilia con él hasta a sus enemigos.
8 Más vale poco con justicia que abundantes entradas sin honradez.
9 El corazón del hombre busca su camino, pero Yavé es quien afianza sus pasos.
10 Un oráculo está en los labios del rey; en el juicio, su boca no se equivoca.
11 La balanza y los platillos justos son de Yavé, todas las pesas son su obra.

12 Son una abominación los reyes que hacen el mal, porque el poder se mantiene por la justicia.
13 Los labios justos consiguen el favor del rey, le agrada el que habla con rectitud.
14 El enojo del rey es mentiroso de muerte pero el hombre sabio lo calma.
15 En el rostro tranquilo del rey está la vida, su benevolencia es como lluvia primaveral.
16 Más vale adquirir la sabiduría que el oro, la inteligencia que la plata.
17 Apartarse del mal: ésta es la senda de los hombres rectos; el que cuida sus pasos guarda su vida.
18 Antes de la ruina hubo orgullo; antes de la caída, espíritu altanero.
19 Es preferible ser humilde con los pequeños que repartirse el botín con los soberbios.
20 El que pone atención en la palabra halla la felicidad; es feliz el que confía en Yavé.
21 El que es sabio de corazón será proclamado inteligente; hablar con moderación realza el saber.
22 El buen sentido es fuente de vida para el que lo posee, la locura es el castigo de los tontos.
23 El corazón del sabio vigila su boca, y sus labios son más persuasivos.
24 Las palabras amables son un panal de miel: dulces al alma y saludables al cuerpo.
25 A uno, su camino le parece recto, pero, finalmente, lleva a la muerte.
26 El apetito trabaja para el obrero; la necesidad de comer lo estimula.
27 El hombre pérfido fomenta discordias; el criticón divide a los amigos.
29 El hombre violento engaña a su prójimo y lo conduce por un camino que no es bueno.
30 El que cierra los ojos para maquinar engaños y frunce los labios, ya cometió el mal.
31 Los cabellos blancos son una corona espléndida del que ha seguido el camino de la justicia.
32 Prefiero al hombre paciente al héroe; más vale el que se domina a sí mismo que un conquistador de ciudades.
33 En la bolsa se echan las suertes, pero de Yavé depende la respuesta.

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