martes, 10 de agosto de 2010

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5 1 Tobías respondió a su padre: “Haré todo lo que me has mandado, 2 pero ¿cómo recupero ese dinero si yo no conozco a ese hombre, ni él a mí? ¿Qué señal le dará para que me reconozca, me crea y me entregue el dinero? Además desconozco el camino para llegar a Media.” 3 Tobit le entregó el recibo y le dijo: “Ahora busca a un hombre de confianza para que te acompañe; a la vuelta le daré un sueldo toda su vida, pero recupera ese dinero.”

Se busca un compañero y se presenta un ángel

4 Tobías salió en busca de un hombre, y encontró al ángel Rafael, pero no sabía que era ángel de Dios. 5 Y le preguntó: “¿De dónde eres?” El joven respondió: “Soy uno de los hijos de Israel, tus hermanos, que ando en busca de trabajo.” Tobías le dijo: “¿CDonoces el camino a Media?” 6 El respondió: “Sí, he ido muchas veces y conozco bien los caminos. Allá he sido huésped de Gabael, nuestro hermano, que vive en Ragüés de Media. Tobías le dijo: 7 “Espérame, que voy a avisar a mi padre, ya que necesito que vengas conmigo y yo te pagaré tu sueldo.” 8 El joven respondió: “Espero, pero no te demores.” 9 Tobías contó a su padre que había encontrar a un hermano israelita, y el padre le contestó: “Llámalo para saber a qué familia y tribu pertence, y si es digno de confianza, para que te acompañe.” Tobías llamó al joven 10 y Tobit se adelantó para saludarlo.
11 “¿A qué familia y tribu perteneces?” preguntó Tobit. 12 El ángel respondió: “¿Qué te importa más: la persona que acompaña a tu hijo, o la tribu a la que pertenece?” Pero Tobit insistió en saber su nombre yla tibu a la que pertenecía.
13 El ángel dijo: “Soy Azarías, hijo de Ananías, uno de tus hermanos.” 14 Tobit aclamó: “Que te conserves sano y salvo, hermano, no te enojes porque he querido conocer la verdad acerca de tu familia. Eres de nuestra parentela, de clase buena y honrada. Conozco a Ananías y a Natán, hijos e Semeías, el grande. Íbamos a Jerusalén y rezábamos juntos allí; ellos nunca cayeron en error cuando se desviaron sus hermanos; tus hermanos son buenos, tu raza es noble. ¡ Bienvenido seas!” Y añadió: “Te pagaré una dracma diaria y tendrás el mismo trato que mi hijo. 16 Anda con él, y si vuelven sanos te aumentaré el sueldo.”
17 El ángel respondió: “Lo acompañaré. No temas; sanos partimos y sanos regresaremos, pues el camino es seguro.” Tobit ordenó a su hijo: “Prepara las cosas para el viaje; ¡ojalá les vaya bien por el camino! Cuando el hijo tuvo preparadas sus cosas, el padre le dijo: “Que Dios del Cielo los proteja, que su ángel los acompañe en el camino, para que vuelvan sanos a mí.”
18 Estaban dispuestos a partir los dos, y el perro de Tobías los acompañaba cuando la madre se puso a llorar y dijo a Tobit: 19 “¿Por qué has dejado partir a mi hijo? ¿No era él el bastión para nuestras manos, el que iba y venía con nosotros? ¿Por qué ha de ser el dinero lo primero de todo? Es mejor perder todo y salvar a nuestro hijo. 20 Con lo que el señor nos daba teníamos bastante para vivir.”
21 Tobit le respondió: “No pienses eso; que así como se fue, volverá, y el día de su regreso lo verás sano y salvo junto a ti. 22 Un ángel bueno los acompañará; el viaje será feliz y volverá sano a nosotros.” Entonces ella dejó de llorar.

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