sábado, 14 de agosto de 2010

4

La ley del Levirato

4 1 Booz se sentó al lado de la puerta de la ciudad, a esperar que pasara el pariente que debía rescatar a Rut. 2 Cuando éste pasó, lo detuvo y lo invitó a sentarse. Llamó entonces a diez ancianos de la ciudad para que se sentaran también a su alrededor. 3 Cuando todo estuvo listo, le dijo al pariente: “Noemí, la viuda de nuestro pariente Elimelec, que ha regresado de Moab, quiere vender la propiedad que pertenecía a su marido. 4 Yo he creído conveniente avisarte de esto para que tú la compres, en presencia de todos estos testigos. Si tú quieres cumplir con tu obligación de rescatarla, hazlo si no, dímelo, porque después de ti me toca a mí cumplirlo.” El otro contestó: “Muy bien, la voy a rescatar.”
5 Pero Booz prosiguió: “Hay algo más todavía, pues si adquieres el campo de manos de Noemí, también debes adquirir a Rut, la moabita, que era mujer del difunto, y sus hijos heredarán la parcela del difunto.” 6 El otro, entonces, respondió: “Si es así la cosa, no podré hacerlo por temor a perjudicar a mis herederos. Te cedo el derecho, cumple tú con la obligación.”
7 Era entonces costumbre en Israel que para confirmar cualquier negocio, como rescate o cambio, una de las partes se sacaba su sandalia y se la daba al otro. Y este gesto servía como prueba del contrato. 8 Por eso, el pariente que debía comprar la propiedad se sacó la sandalia diciendo a Booz: “Cómpratela.”
9 Al ver esto, Booz dijo a todos los que estaban presentes: “Ustedes son testigos de que hoy día Noemí me ha vendido todo lo que pertenece a su marido Elimefec y a sus hijos, 10 y de que también he adquirido a Rut la moabita, viuda de Majalón, para conservar el apellido junto con la propiedad del difunto y para que su nombre esté siempre presente entre sus hermanos cuando se reúnan a la entrada de la ciudad.”
11 Todos los que se encontraban allí dijeron: “En efecto, nosotros somos testigos.” Los ancianos, por su parte, agregaron: “¡Que Yavé te conceda que tu mujer sea como Raquel y Lía, las dos que dieron origen a la familia de Israel! 12 ¡Que, gracias a la descendencia que Yavé te concederá de esta joven, tu casa sea tan célebre como la de Peres, el hijo que Judá tuvo de Tamar!”

Obed fue padre de Jesé y éste de David

13 Booz de casó, pues, con Rut y se la llevó a su casa. Tuvo relaciones con ella y Yavé permitió que quedara esperando y que diera, luego, a luz un niño. 14 Al saberlo, las mujeres felicitaban a Noemí diciéndole: “Bendito sea Yavé, que no ha permitido que un pariente cercano de un difunto faltase a su deber con éste, sin conservar su apellido en Israel. 15 este niño será para ti un consuelo y tu sustento en tus últimos años, pues tiene por madre a t u nuera, que te quiere y que vale para ti más que siete hijos.”
16 Noemí se llevó al niño, lo recostó en su falta y se encargó de criarlo. 17 Las vecinas decían: “A Noemí le ha nacido un hijo, y lo llamaron Obed.”
Obed fue el pare de Jesé y éste fue el padre de David.

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