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Conviene descubrir y alabar las cosas de Dios
12 1 Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: “Hijo mío, es necesario que pagues su sueldo al hombre que te acompañó. 2 Y debemos añadir algo más.” Respondió Tobías: “Padre, no es demasiado si le doy la mitad de lo que raje. 3 Me ha devuelto sano y salvo, atendió a mi esposa, me guió para recuperar el dinero que tú habías prestado, sanó tu ceguera.” 4 Tobit respondió: “Así como tú dices, es lo que corresponde.”
5 Entonces llamó al ángel y le dijo: “Recibe como sueldo la mitad de todo cuanto trajiste.” 6 Pero el ángel, tomándolos aparte, les dijo:
“Bendigan a Dios, denle gracias, proclamen su grandeza ante todos los vivientes por lo que hizo en favor de ustedes. Conviene bendecir a Dios, celebrar su Nombre y revelar sus obras. No demoren en darle gracias, ya 7 que es bueno guardar el secreto del rey, pero conviene descubrir y alabar las obras de Dios. Practiquen el bien, porque así nunca los alcanzará el mal. 8 Es buena la oración con ayuno, limosna y justicia. Es menor tener poco con honradez que mucho con injusticia. Es mejor dar al pobre que amontonar tesoros, 9 ya que la limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna tendrán larga v ida. 10 Los pecadores y los injustos se dañan a sí mismos.
10 Les voy a decir toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les manifesté que es bueno mantener oculto el secreto del rey y que también es bueno publicar las obras gloriosas de Dios. Sepan entonces que, 12 cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor. 13 Cuando enterrabas a los muertos, yo estaba junto a ti. Cuando te levantabas de la mesa para dar sepultura a los muertos, esto no se me pasó por alto, sino que estaba contigo.
14 Ahora bien, Dios me ha enviado para sanarte a ti y a tu nuera. 15 Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tienen entrada a la Gloria del Señor.”
16 Temblaron entonces y los dos cayeron con el rostro en tierra, llenos de terror. 17 El les dijo: “No teman. La paz sea con ustedes. Bendigan siempre al Señor. 18 Cuando estaba con ustedes, no estaba por mi propia voluntad, sino por voluntad de Dios. A él deben bendecir y cantar todos los días. 19 Ustedes me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia. 20 Bendigan ahora y den gracias al Señor; yo me voy al que me ha enviado. Escriban en un libro lo que se ha cumplido.” Y en seguida desapareció.
21 Ellos se levantaron pero ya no lo vieron más. Proclamaron entonces las obras grandes y maravillosas de Dios y cómo se les había aparecido el ángel de Dios.
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