miércoles, 14 de julio de 2010

3

Honrarás a tus padres

3 1 A mí, que soy su padre, escúchenme, hijos, y sigan mis consejos para salvarse. 2 Porque el Señor estableció que los hijos respetaran a su padre y confirmó sobre ellos la autoridad de la madre.
3 Quien honra a su padre paga sus pecados, 4 y el que da gloria a su madre prepara un tesoro.
5 El que honra a su padre recibirá alegría de sus hijos y, cuando ruegue, será escuchado.
6 El que glorifica a su padre tendrá larga vida. El que obedece al Señor da descanso a su madre y, 7como a su Señor, sirve a quienes le dieron la vida.
8 De palabra y obra honra a tu padre para que su bendición venga sobre ti. 9 Porque la bendición del padre afirma la casa de los hijos, pero la maldición de la madre destruye sus cimientos.
10 No te alegres de la humillación de tu padre, pues su deshonor no es gloria para ti.
11 Porque la gloria de un hombre nace de la fama de su padre, y es una deshonra para los hijos una madre despreciada.
12 Hijo, cuida de tu padre en su vez y, mientras viva, no le causes tristeza.
13 Si se debilita su espíritu, perdónales y no lo desprecies, tú que estás en plena juventud.
14 Pues la caridad para con el padre no será olvidada, te servirá como reparación de tus pecados. 15 Cuando estés sufriendo, Dios se acordará de ti; y como el calor derrite el hielo, se disolverán tus pecados. 16 Como quien injuria a Dios, es el que abandona a su padre, y maldito del Señor quien ofende a su madre.

La humildad

17 Cualquier cosa que hagas, hijo, hazla con discreción, y te amarán los amigos de Dios.
18 Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y el Señor te mirará con agrado.
20 Porque grande es el poder del señor, y los humildes son los que le dan gloria.
21 No quieras saber lo que sobrepasa tus fuerzas, ni investigues lo que supera tu capacidad. 22 Reflexiona sobre los mandamientos que te fueron entregados, no necesitas conocer las cosas ocultas.
23 No te fatigues en resolver cuestiones inútiles, pues la enseñanza que ya tienes desborda la inteligencia humana.
24 Sepas que muchos se han perdido con tus teorías; una falsa pretensión desvió su razón.
26 El hombre porfiado caerá al fin en el mal, y quien ama el peligro morirá en él. 27 Los dolores aplastarán al hombre porfiado, al pecador que acumula pecado tras pecado.
28 La manía del orgullo no tiene remedio, pues la planta del mal se arraiga en él. 29 El corazón inteligente medita las parábolas, el sabio anhela saber escuchar.

La limosna

30 El agua apaga las ardientes llamas; la limosna perdona los pecados. 31 Quien responde haciendo el bien, prepara su futuro, y al momento de caer encontrará apoyo.

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