lunes, 5 de julio de 2010

29

29 1 Prestar al prójimo es practicar la misericordia, ir en su ayuda es cumplir con los mandamientos.
2 Aprende a prestar a tu prójimo cuando esté necesitado, devuelve a tu prójimo a tiempo lo prestado.
3 Mantén tu palabra y sele fiel y en todas tus necesidades hallarás lo que te falta.
4 Muchos consideran lo prestado como una ganga y ponen en apuros a los que los ayudaron.
5 Hasta recibir, besan las manos del prestamista y se hacen humildes en consideración de lo que tiene. Pero en el día del pago prolongan el plazo, devuelven con reproches y echan la culpa a la situación.
6 Si pueden pagar, devolverán apenas la mitad y el que prestó podrá darse por feliz. En caso contrario, le habrán robado su plata y sin merecerlo se habrá hecho un enemigo más. Lo pagarán con maldiciones e insultos y le devolverán con ofensas en vez de gratitud.
7 Mucha gente buena se niega sin maldad a prestar, temen ser despojados sinrazón.
8 Sin embargo, sé bondadoso con los infelices, no los hagas esperar tu limosna.
9 A causa del mandamiento, ayuda al pobre, ve su necesidad y no lo despidas con las manos vacías.
10 Mejor pierdes tu dinero por el hermano o el amigo, y no se oxide bajo una piedra para su perdición.
11 Usa tus riquezas, según los mandamientos del Altísimo, eso te será más útil que el oro. 12 Llena de caridad tus graneros, ella te librará de toda desgracia. Mejor que un fuerte escudo y una pesada lanza combatirá por ti el enemigo.
14 El hombre de bien sale como fiador de su prójimo, el sinvergüenza lo deja a su suerte.
15 No olvides los favores de tu fiador: se arriesgó personalmente por ti.
16 El pecador derrocha los bienes de su Señor. 17 El ingrato olvida al que lo salvó.
18 Una fianza ha arruinado a muchas gentes felices y las ha sacudido como las olas del mar. Ha desterrado a hombres poderosos que tuvieron que errar por naciones extranjeras.
19 El pecador se apura por ser fiador, pero lo condenarán por usurero.
20 Ayuda a tu prójimo según tu capacidad y cuídate tú mismo de no caer.
21 Son cosas indispensables para la vida: el agua, el pan, la ropa y una casa para abrigarse.
22 Es preferible la vida de un pobre en una casucha de tablas que comidas exquisitas en casa extraña.
23 Tengas poco o mucho, muéstrate contento y no te hagas tratar como forastero.
24 Triste es tener que ir de casa en casa, donde estés forastero, no te atreverás a abrir la boca. 25 Darás de comer y de beber sin recibir gracias y, además, oirás palabras amargas. 26 “Ven, extranjero, pon la mesa y, si tienes algo, dame de comer.”
27 “Andate, extranjero, deja el puesto a uno más digno, mi hermano viene a verme, necesito mi casa.”
28 Es duro para un hombre bueno oír que le reprochan la hospitalidad y verse tratado como un deudor.

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