miércoles, 30 de junio de 2010

7

Líbrame de mis perseguidores.- Del fondo del alma sube el grito que exige la justicia. Dios escucha.

2 Señor, Dios mío, en ti me refugio, líbrame de mis perseguidores y sálvame.
3 Porque son como leones listos par asaltarme, y me van a despedazar sin que nadie me pueda salvar.
4 Señor y Dios mío, si la maldad mancha mis manos, 5 si devolví mal por bien, si he favorecido a algún agresor.
6 Que mi enemigo me persiga y me dé alcance, que me pisotee y me tira al suelo sin vida.
7 Señor, ¡ponte de pie! No aguantes más, sino que hazle frente ala rabia de mis opresores. ¡Despiértate!, oh Dios, para ordenar el juicio.
8 Que te rodeen tus ángeles y tú presidirás de lo alto.
9 Oh Señor, tú que juzgas a los pueblos reconoce mis méritos y proclama mi inocencia.
10 Que termine el poder de los hombres malos.
11 Dios se hizo mi amparo, él que salva a los de recto corazón.
12 Dios es juez justo y que se indigna cada día.
13 Si no se convierten afilará su espada, preparará el arco y hará la puntería.
14 Les lanzará flechas mortales y dardos de fuego.
15 Miren al que concibió iniquidades, está preñado de malicia y da a luz la mentira.
16 Cavó una fosa y la estuvo ahondando, pero cayó en ella misma.
17 Su maldad recaerá sobre su propia cabeza y en él rebotará su misma malicia.
18 Pero yo alabaré al Señor por su justicia y cantaré el Nombre del Altísimo.

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