Para las bodas del rey.- El amor humano encierra un misterio que desemboca en el mismo misterio de Dios. Dios quiere comunicarse a la humanidad tal como el esposo a su esposa, y esto ya se realizó en la persona de Cristo. Algún día Dios será todo en todos, pero hay que llegar a este término, se existe del hombre que olvide “su pueblo y su familia”, es decir, convierta sus pensamientos y sus costumbres a los de Dios.
Lleno me siento de palabras bellas,
recitaré al rey, yo, mi poema,
mi lengua es como un lápiz de escritor.
3 Tú eres el más hermoso entre los hombres,
en tus labios la gracia se derrama.
así Dios te bendijo para siempre.
4 Cíñete ya la espada, de poderoso:
con gloria y con honor
5 anda y cabalga
por la verdad; lo justo y la piedad.
6 ¡Tiende tu arco, temible en tu derecha!
con tus flechas sometes a los pueblos,
los rivales del rey se desalientan.
7 ¡Oh Dios, tu trono dura para siempre!
cetro justo es el cetro de tu reino.
8 Amas lo justo y odias lo que es malo.
9 Por eso Dios, tu Dios, te dio a ti solo
una unción con perfumes de alegría
como no se la dio a tus compañeros.
10 Te alegra, en tu palacio, el son del arpa.
Hijas de reyes son tus muy amadas;
una reina se sienta a tu derecha,
oro de Ofir en sus vestiduras luce.
11 Ahora tú, hija, atiéndeme y escucha:
12 de tu pueblo y familia no te acuerdes,
y tu hermosura al rey conquistará.
13 Es tu Señor, hazle una reverencia.
14 Vendrán a ti con joyas y regalos
la hija de Tiro y los más ricos pueblos.
15 La hija del rey, vestida de brocados,
a real aposento es conducida,
seguida por un grupo de muchachas,
16 se presentan las damas de su corte,
que han entrado felices y contentas.
17 En lugar de tus padres tendrás hijos,
que, en todas partes, príncipes serán.
18 ¡Recordará mi cántico tu nombre
de generación en generación,
que los pueblos te alaben para siempre!
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